Capítulo 5

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Lauren POV

Observé a Camila, que se había dado la vuelta hasta que quedamos cara a cara. Parecía molesta, pero desde hacía mucho tiempo había estado así conmigo, así que no me preocupé. Coloqué la maleta encima de la cama, al lado de la suya, y la abrí en silencio.

–Podrías haberte ahorrado el comentario que has hecho sobre el río. Realmente ha estado muy fuera de lugar –me reprochó, y yo no pude evitar sonreír cínicamente al recordarlo.

–Tenía que hacerlo, no podía dejar pasar ese momento –le respondí, buscando algo de ropa para cambiarme.

–Te has portado como una imbécil y me has dejado en evidencia.

–Tranquilízate, que no ha sido para tanto –le dije alzando las manos en un gesto conciliador. –Pero no me dirás que es muy curioso que hasta su nombre te persiga hasta aquí.

–Mira, ya basta. No quiero seguir hablando del tema –alzó la voz, enfadada.

–Has sido tú la que ha empezado.

Camila me miró con las cejas alzadas y los labios fruncidos, y supe que era el momento para callarme. Ya había hecho la broma y ya la había fastidiado suficiente.

–Tenemos que decírselo –musitó ella cruzándose de brazos a la vez que dirigía su mirada al suelo.

– ¿Decirle qué a quién?

–Ally y Troy tienen derecho a saber que nos vamos a divorciar, ¿no crees?

Me quedé en silencio un largo momento, observando a Camila sin saber muy bien qué decir.

–Sí.

–Genial. Pues… Ya lo haremos después –carraspeó, incómoda, y a continuación se inclinó para abrir su maleta, algo así como había hecho yo antes. –Voy a refrescarme un poco. Quédate aquí, si quieres, yo iré a…

–No, quédate tú. Yo ya lo tengo todo –la interrumpí mostrándole la ropa que había cogido, y me di la vuelta para salir de la habitación. Después entré en el cuarto de baño que Ally nos había indicado, y me di una ducha corta con agua fría. Realmente la necesitaba, porque simplemente tenía ganas de sentir algo, aunque fuese algo tan banal como el frío.

Cuando terminé de ducharme, salí del cubículo, me sequé y me vestí con la ropa limpia que había sacado de mi maleta. Después, bajé al piso de abajo y me encontré a las niñas jugando con el perro, tal y como las habíamos dejado antes.

– ¿Se divierten? –pregunté, agachándome junto a ellas. El cachorro se acercó a mí y se tumbó en el suelo para que lo acariciara, y así lo hice.

– ¡Sí! –gritó Coraline, sentándose al otro lado del perro para hacer lo que hacía yo. –Quiero uno, mama –me dijo haciendo un puchero mientras señalaba al animal.

–Ya veremos, princesa. Aún eres muy pequeña para cuidar de un perro.

– ¡No lo soy!

–Si insistes mucho, al final te lo comprarán –le aconsejó Katherine asintiendo solemnemente, y yo me la quedé mirando con una ceja alzada. Menudo ejemplo le estaba dando a Coraline.

Negué con la cabeza a la vez que sonreía, y me puse en pie de nuevo. Salí al jardín, y allí me encontré con Troy, que estaba leyendo el periódico. Dejó de hacerlo en cuanto me vio caminar en su dirección.

–Hey, Laur. ¿Ya te has refrescado? –inquirió, observando mi pelo húmedo.

–Sí, realmente lo necesitaba –respondí haciendo crujir los dedos de mis manos. –No recordaba que vuestra casa fuera tan grande.

El frío del silencio. (Adaptación Camren) G!P EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora