Capitulo 3

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Lauren POV

Aquella mañana, nada más llegar al bufete, me di cuenta de que pasaba algo extraño. Entré en mi despacho, y fue entonces cuando me di cuenta de que no había visto a Lucy por ningún lugar, cuando normalmente siempre me estaba esperando allí. Resoplé sin poder creerme que hubiera desaparecido justo cuando necesitaba pedirle algo urgente. Me urgía preguntarle si sabía dónde había puesto los informes de uno de los juicios que tenía la semana siguiente, pero hasta que no la encontrara no podría pedírselos.

Salí de mi despacho con rapidez y me dirigí al mostrador que estaba situado cerca de los ascensores. Allí encontré a Julie, una chica encantadora que tenía sonrisas para todo el mundo.

–Buenos días, Julie. ¿Has visto a Lucy? –le pregunté, nerviosa.

–Buenos días, señora. No la he visto, lo siento.

– ¿No ha llamado?

–No, señora. ¿Quiere que la llame yo? –se ofreció, pero negué lentamente con la cabeza.

–No, Julie, muchas gracias. Lo haré yo desde mi despacho.

–Como quiera –me dedicó una alegre sonrisa y, después de devolvérsela, me di la vuelta y regresé a mi jaula particular. Me senté detrás del escritorio y telefoneé al piso de Lucy, pero nadie me contestó, por lo que lo intenté con el móvil. Y tardó lo suyo en contestar:

– ¿Diga?

–Lucy, soy Lauren.

–Ah, hola, Laur. ¿Qué ocurre?

–Eso me gustaría saber a mí. ¿Te ha pasado algo? ¿Por qué no has venido al bufete?

Hubo un prolongado silencio a través de la línea que me puso nerviosa.

–Es que… Ayer falleció mi abuela –me dijo con la voz entrecortada.

–Vaya… Cuánto lo siento. ¿Estás bien? –le pregunté, algo preocupada.

–Sí, sí. No tenía mucho trato con ella y ya era mayor, así que era algo inevitable –me parecía extraño que hablara así de la muerte de un familiar, pero supuse que no debieron de llevarse bien en el pasado. Por eso no hice ningún comentario al respecto. –Siento no haberte avisado, pero fue algo repentino.

–Tranquila, no pasa nada. Sólo quería preguntarte algo, pero puedo esperar…

–Estaré en el bufete esta tarde, Laur. ¿Podemos hablar después?

–Sí, claro, pero no hace falta que vengas.

–No, no, iré. Me vendrá bien para despejarme. Hasta luego, cariño –y colgó sin dejarme decir nada más. Además de que me había llamado "cariño", cosa que no me gustaba demasiado…

Dejé de pensar en ella cuando miré mi reloj y vi que eran las diez menos cinco. A las diez tenía una reunión importante, y si no me daba prisa no llegaría a la sala de reuniones.

La reunión terminó a la una, y como ya tenía hambre, bajé a la cafetería junto con Normani, una de mis mejores amigas, para comer juntas y ponernos un poco al día. Escogimos el menú del día y nos sentamos en una de las mesas libres que quedaban.

–Buff, estoy harta de tantas reuniones –se quejó, después de darle un sorbo a su cerveza. –Y encima, dentro de media hora tengo otra.

–Yo hasta la semana que viene nada. Pero la semana que viene también tengo dos juicios.

–Prefiero los juicios a las reuniones, te lo digo en serio. Pero bueno, dejemos de hablar del trabajo. ¿Cómo va todo por casa? –Normani estaba al tanto de mi situación con Camila porque solíamos comer juntas casi siempre, pero aún así me costaba hablar del tema con ella. En realidad, el hecho de hablar del tema me confirmaba que era cierto y que realmente estaba pasando, y por eso me gustaba tan poco hacerlo.

El frío del silencio. (Adaptación Camren) G!P EDITANDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora