03 - El niño de trenza azul

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Los orbes rosados de la princesa, observaban con pesadez la pequeña bolsa que agitaba, notando el poco peso que ya contenía. Sin duda alguna, si no hacía algo respecto al arduo estado de su economía, sin duda acabaría teniendo un grave problema.

Caminando por las calles de la ciudad más cercana, la princesa deambulaba con la mirada un lugar idóneo en el que pudiera preguntar un empleo, pero la mera verdad, dicha situación se le hacía difícil ya que en ningún momento en su vida había hecho algún quehacer... Así que, ¿Quién contrataría a alguien como ella?

-¡Baja eso, es peligroso! – una voz se anunció del populacho, captando el interés de la princesa, quien se dio la vuelta y se deparo con el joven de trenza azul y el cochero junto a una tienda de armas; el pequeño, sostenía una arma punzante que lucía bastante peligrosa.

Deseaba hablarles, ¡Aquella era la ocasión perfecta! Ya había tenido mucha suerte en hallarlos por mera casualidad, era obvio que no podía esperar una ocasión como aquella. Sin embargo... La falta de comunicación que le había atormentado durante toda su vida se hallaba presente, y estaba tan nerviosa, que no lograba avanzar siquiera un insignificante pasó.

Repentinamente, el pequeño joven casi dejo caer el arma punzante sobre su amigo, ocasionando un desastre en la tienda de al lado, lo que logro que alertaran los guardias y acompañándolos se hallaba el gordinflón del día anterior, que nada más localizarlos ordeno su captura, nuevamente amenazándolos con la esclavitud.

Fue en poco tiempo, en el que Aladdin y el rubio se vieron sobre los hombros del Djinn gigante, huyendo de la guardia así como de aquel hombre. Solo en ese momento, las piernas de la soberana finalmente se movieron y en una correría apresurada persiguió al dúo.

-¿Eh? – Fue con espanto que contemplo el claro error que ambos estaban a punto de cometer - ¡No esperen! ¡Eso es peligroso! – trato de detener su entrada al calabozo, pero antes de poder hacer nada el rubio fue empujado por un exhausto Aladdin y terminaron siendo absorbidos.

Ella, no tuvo que pensárselo ni dos veces y se adentró también en aquel lugar repleto de peligros.

Sintiendo la humedad bañándole el cuerpo, la joven princesa se despertó con frio, ojeando con cierta agitación el ambiente rocoso que la rodeaba. Sin embargo, su temor no era originado por aquel lugar, sino por el desconocido paradero de aquellos dos jóvenes, que se notaba a millas, que eran completamente principiantes en aquella aventura.

-Ah... - una especie de lamento hizo un breve eco en el reducido lugar.

-¡Aladdin! – En esa situación, la princesa de Kou no se perdió en sus temores y corrió enseguida al lado del muchacho, el cual se hallaba tirado en la orilla de aquel pequeño charco - ¿Estás bien? – con cuidado, levanto su cabeza, notando con grande preocupación la palidez de su piel – No deberías de usar tanto ese instrumento mágico... - articulo posando su mano sobre la diminuta del pequeño, quien a duras penas abrió los ojos, esbozando enseguida una sonrisa; aun cuando ella era únicamente una desconocida...

-Estoy bien... - quiso hacerle creer, aun cuando le costaba tanto articular una palabra – Ugo-kun es mi amigo... - aseguro sosteniendo la flauta entre su mano.

-Aun así te desgasta demasiado llamarle...

Acuno al menor junto a su pecho y cargándole inició una lenta caminata, observando con total precaución cada mínimo detalle que les rodeaba. Ella ya había estado una vez en un calabozo, así que era claro su alerta. Aunque si lo pensaba bien, esta vez era mucho peor, ya que anteriormente había tenido a sus hermanos a su lado, pero aquella vez, se hallaba sola en medio de la nada; ya que por mucho poder que poseyera el menor, era obvio que ya no daba para más.

Magi • Alakou ~ Mi pequeño Aladdin [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora