12 - El agridulce sabor de tus labios

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-¿Aladdin?

Días después, Alibaba se topó con la lamentable de Aladdin, ojeando detrás de un muro a la joven princesa charlando con pueblerinas; tal y como haría un perfecto acosador.

-¿Qué estás haciendo ahí? – interrogo curioso, agachándose junto a su amigo.

-¡Te verá! – casi grito el joven de trenza azul, pillando del collarín de su camisa al rubio y obligándolo a ocultar su presencia.

-¿Aún no te ha perdonado? – soltó en un largo suspiro lleno de pesadez, moviendo en negación la cabeza.

Lo que recibió, fue la mala mirada de Aladdin. Hasta que se fue desintegrando a los pocos minutos, demostrando la cara de un soldado vencido.

-Así es... - se lamentó tristemente, arrugando su ceño – Realmente es difícil convencerla...

-¿Y qué le has dicho como excusa? – pregunto Alibaba con sumo interés.

-Pues la verdad... Que fue esa chica que vino hasta mí... - Argumento, hinchando sus mofletes como balones. Irguiéndose en la posición de: la víctima.

-Ah... Realmente no entiendes nada sobre mujeres... - elevo su ego, demostrando en sus labios una sonrisa repleta de sabiduría.

Aun cuando siquiera había rozado los labios de su prometida una única vez...

-¿Y tú las entiendes, Alibaba-san? – dejo que sus dudas fueran expuestas con total libertad, ganándose la mirada de mala entraña del rubio, quien alzo el puño con determinación.

-¡Pero que estás diciendo, Aladdin! – aquel no era un interrogante - ¡Yo pronto me casaré! ¡Ah! – Irguió su pecho con orgullo - ¿Acaso sabes lo increíble que es eso? ¿Acaso crees que ha sido fácil llegar hasta dónde estoy? He tenido que pulir, no solo mi esgrima, como también mi conocimiento por las mujeres. ¡Esa fue una batalla más dura que cualquiera que nos hemos enfrentado!

-Pero... Según sé te arrastraste como larva a los pies de Mor-san, suplicando por un poquito de amor... - hizo memoria el magi, recordando perfectamente las turbulentas lágrimas que cubrían el rostro lamentable de su amigo en aquel instante.

-¡Eso no fue así! – Elevo su dedo indicador, sintiendo como el calor se centraba en sus mejillas – ¡De todas maneras! – Se cruzó de brazos, retornando a su posición de rey de la sabiduría femenina – Hazme caso, Aladdin. Si alguien entiende de mujeres, ¡Ese soy yo!

-De acuerdo... - Eso dijo, pero carente de ánimos – En ese caso, ¿Qué me aconsejas?

-Lo que tienes que hacer es...

Repentinamente, un viento voraz le brindo a Alibaba un instante de impacto, ganándose la admiración de Aladdin, quien minutos antes dudaba de la "supuesta" sabiduría de su amigo, pero quien ahora había logrado brindarle un brillo de esperanza.

-¡Arrástrate como gusano y suplica perdón! – Grito Alibaba a los cuatro vientos, al mismo tiempo que se arrastraba por el suelo e interpretaba la postura - ¡Realmente estoy arrepentido, Kougyoku-san!

Un estruendo espantoso se produjo cuando Alibaba se golpeó de frente contra el suelo, siguiendo con la interpretación de suplicas seguidas, pronunciando el nombre de la princesa, como si fuera Aladdin.

El joven de trenza azul, se llevó la mano a la cara y negó con pesadez.

Claramente, no se mostraría ante la princesa de una forma tan lamentable. Estaba seguro, que ese no era el camino que debería seguir. ¿Por qué siquiera le había dado oídos a Alibaba?

Magi • Alakou ~ Mi pequeño Aladdin [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora