CAPITULO 4

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Disclaimer: Los personajes de Twilight le pertenecen a la fabulosa S. Meyer la historia yo solo la adapto a Twilight, espero que la disfruten y sea merecedora de sus comentarios, hacia mi adaptación y la magnífica historia... Si saben cómo quitarle a Edward a S. Meyer díganmelo por favor. jajaja

Disfruten...

(*.<) CAPITULO 4 (*.<)

POV EDWARD.

He realizado entrevistas a cuatro chicas de las cuales la que más me ha gustado ha sido la rubia de las gafas. A pesar de su juventud y su falta de experiencia, creo que sin lugar a dudas es la persona más idónea para el puesto. Aunque aún no lo tengo claro del todo.

Esparzo sobre el despacho de mi casa los cuatro currículos. Es una decisión dura y difícil. Las cuatro están sobradamente preparadas, aunque la única que habla perfectamente dos idiomas además del castellano es Isabella. Me fijo más en detalle en su foto. Su rostro ovalado y enmarcado en unas gafas de pasta oscuras que ocultan el color real de sus ojos, el cual no se aprecia demasiado bien en

la pequeña fotografía impresa en color en su currículum. Eran de un tono gris que me recordaban a alguien pero no sé muy bien a quien. Trasmitían un brillo especial que aunque los cristales trataban de ocultarlo yo fui capaz de verlo.

No puedo evitar recordar cuando la vi allí sentada esperándome. Algo se encendió dentro de mí, pero no sé muy bien el que, ni siquiera soy consciente de si fue real o no.

El despacho de mi casa es completamente funcional. Un gran escritorio, mi sillón de cuero negro y un sofá Chesterfield del mismo material y color, pegado a una lámpara de pie que da una iluminación muy tenue. En diagonal a este tengo dispuesta una pequeña mesita que hace el servicio de mueble bar, me acerco hasta allí y me sirvo dos dedos de whiskey sin hielo. Lo bebo de un trago mientras miro a través de la ventana. En algún lugar de esta ciudad sé que esta Bella ahora mismo cenando con Emmett. Por lo que me ha contado le ha comprado un piso en esta ciudad. Ni siquiera sé exactamente dónde, tengo una tarjeta en alguna parte con su dirección, su teléfono, e incluso me ha entregado una copia de las llaves, aunque no he sido ni siquiera capaz de mirar exactamente donde es. Prefiero no

saberlo. Sé que de saberlo sería perfectamente capaz de colarme en su casa, solo por el placer de observarla dormir. O quizás me apostaría con el coche bajo su portal para verla aunque sea de lejos.

No me he arrepentido de lo que sucedió, aunque no puedo evitar sentirme culpable. Pensar que un día podría cruzarme con ella por la calle. Me pregunto si sería capaz de reconocerla. Según Emmett ha cambiado mucho. Se ha convertido en toda una mujer. Relleno mi vaso y salgo con él en las manos para dirigirme a mi dormitorio.

Vivo en un ático triplex situado en una décimo–quinta planta de un edificio cercano. Estoy a apenas 5 minutos andando de la oficina. La cercanía a la oficina fue una de los principales motivos por lo que lo compre cuando la funde con Emmett. Por la entrada principal se accede a un recibidor con forma de semicírculo que da acceso a través de tres puertas a las diferentes estancias de la casa.

La primera puerta en sentido contrario de las agujas del reloj da acceso a un pasillo que termina en la cocina, la cual esta anexionada a un pequeño dormitorio con su propio cuarto de baño para el servicio. Por la puerta que se encuentra situada justo en frente de la puerta principal, accedemos a un salón, presidido por una gran cristalera del suelo al techo, desde donde puedo ver incluso la terraza de mi despacho. A través de la última puerta accedemos a los cuatro dormitorios de invitados y mi despacho, dos de ellos situados a la misma altura del salón, y los otros dos junto con mi despacho en la segunda. Para acceder a la tercera planta, tenemos que subir por unas escaleras que hacen una ligera curva, situadas en el propio salón, desde donde también podemos acceder a la segunda planta.

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