17. lost

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Cuando me sienta pérdida, ¿vendrías y me encontrarías?”

Daisy

Desperté en mi cuarto, tragando saliva al instante, observando el techo frente a mí. Sentía como si volvía a respirar luego de tanto tiempo, como si me hubiera hundido en una gran oscuridad y recién haya salido. Todas las mañanas eran iguales luego de las pesadillas que me invadían noche tras noche.

Pequeñas partes de todo lo vivido se reproducían en mi mente, sin embargo, aún me costaba recordar lo sucedido, por más que haya ocurrido hace unas semanas. Sólo sabía que los chicos me salvaron, Richie lo había hecho como las otras veces.

Una parte de mí se sentía afortunada ante todo lo que había ocurrido, pero la otra sólo seguía asustada y temerosa a que eso volviera. Temía volver a caer en brazos de ese asqueroso payaso, hundiéndome nuevamente en la misma pesadilla.

Me bañaba con fuerza, clavando mis uñas inclusive, intentando borrar cualquier rastro de lo antes sucedido. Sólo me sentía sucia, pérdida. Tanto que llegaba a asustarme el no reconocerme después de todo. ¿En que momento había desaparecido?

—¿No te colocarás el labial?– preguntó Richie, asomándose por el umbral de la puerta.

Dejé de observarme al espejo, para girar y posar mi vista en él, quién tenía aquel maquillaje en sus manos.

Richie desde lo sucedido no se había apartado de mí, y lo agradecía. Él se encargó de relatarme todo lo ocurrido, cómo si fuese un horrible cuento de terror. Inclusive se disculpó, algo que aprecié demasiado, aunque no veía la necesidad de que lo haga. Lo importante es que ahora estaba conmigo, y eso era suficiente.

—No, solo.. — suspire, bajando la mirada. No tenía fuerza para permanecer de esta forma, anhelaba envolverme en mantas y dormir hasta poder estar bien, verdaderamente.— Creo que estoy mejor sin el, ¿tu que crees?— me animé a preguntar, sonriendo mínimamente. No le había comentado de mi estado emocional, y tampoco quería hacerlo, creo que había cargado demasiado como para seguir preocupándose por mí. Por eso, sólo fingía estar bien llenándome de excusas tontas.

— Creo que te ves bien como sea que elijas estar.— murmuró, acercándose a mi.

Miré sus ojos, los mismos que tanto habían llamado mi atención la primera vez que llegué a Derry. Los mismos que había visto en cuanto desperté, volviendo a la vida.

Él se acercó a mí, tomando mi mejilla, por lo que instantáneamente cerré los ojos, sintiendo como sus labios se pegaban a los míos de una manera suave. Su toqué llegaba a tranquilizarme, sintiéndome bien en cuanto nos conectábamos. Tomaba cada muestra de cariño como una píldora, que podría salvarme o... Derribarme.

El carraspeo de alguien logró que nos separemos, observando al causante de aquello. Allí, Kel estaba mirándonos con una mueca en su rostro, algo que me hizo sonreír de inmediato.

Kel se había comportado como un verdadero padre todo esté tiempo. Permaneciendo a mi lado en el hospital, y cuidándome en cada oportunidad que se presentaba un problema. Ni siquiera mamá se había comportado alguna vez de esa forma, por lo qué, sólo me quedó agradecer el hecho de que él haya entrado en nuestras vidas.

—Tienen escuela, no lo olviden.— habló, para luego apuntar a Richie seriamente.— Y tú niño, no te aproveches de ella o me veré obligado a no permitirte entrar más.

—¡Kel!— regañe, frunciendo mi entrecejo.

—Esta bien, está bien Monroe.— alzó sus manos de una forma inocente, para luego marcharse. Dejándonos solos otra vez.

bubblegum ; richie tozierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora