Esta vez llegaste a la misma hora habitual, pediste cerveza.
Te pregunté si estabas mejor, y dijiste que si.
Puse mi disco favorito de The Who en los pequeños parlantes del lugar y empezamos a hablar de música.
Ese dia descubri tu nombre, chico de los ojos color verdes.
No pense enamorarme de cada letra de tu nombre tan rapido,
Billie.