#2 Reencuentro

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-¿Entonces?

-Las granjas de afuera de la ciudad son la mejor opción. Mientras más lejos de la ciudad, menos de esas cosas.

-De acuerdo. Pero antes buscamos a mi hermano ¿cierto?

-Sí. ¿Por qué crees que está en la escuela?

-Recuerdo haber escuchado a unos tipos hablando acerca de un refugio en ese lugar.

-Ya veo.

Llevaba alrededor de tres horas conduciendo hacia nuestra antigua escuela sin poder dar crédito a lo que había ocurrido. De todas las improbabilidades del mundo, la de encontrarme en un apocalipsis zombi era de las mas estúpidas de todas y ahora ¿encontrarme en esto junto a mi amor platónico de la escuela? ¿Qué faltaba? ¿Extraterrestres? ¿Vacas voladoras? Siendo honesto, junto a mis amigos, siempre desee algo así; ya sabes como en The walking dead, pero ahora me doy cuenta de lo idiota que era esa idea. Este mundo es un caos, un infierno en la tierra nadie debería estar atrapado aquí. Nadie.

Jhacky era lo que podría llamar, la chica más popular y hermosa del puto mundo. Ella siempre sobresalía en todo. En las clases, en deportes, en las fiestas. Si tú caminabas en una multitud seguro la notarias de inmediato. Con ese cabello castaño largo, ojos grandes y de color café, pestañas largas, piel del color de la nieve recién caída, y ese cuerpo que parece de modelo de bikinis, sería imposible no fijarte en ella. Yo, por otra parte, era el típico tipo que se sentaba hasta atrás en clase, que hacia lo posible por no ser notado por los maestros y que apenas era visto por sus amigos. Siempre estuve enamorado de ella, pero nunca fui capaz de decirle lo que sentía. Ni cuando éramos mejores amigos (si dije éramos). Y ahora voy con ella en un auto hacia el lugar donde la vi por primera vez en busca de su hermano. ¿Qué tan malo puede ser, no?

La escuela a la que solíamos ir se encuentra en el centro de nuestra ciudad. Llegar allí no será fácil. Volteé a mi derecha al asiento del copiloto y la vi ahí dormida tranquilamente, usando una gorra negra, una blusa color vino tinto de mangas largas, un pantalón negro ajustado que acentúa muy bien las curvas de su cuerpo, y Converse azul marino. Dejé escapar una pequeña risa al recordar nuestro gusto mutuo por los Converse. Cuando éramos mejores amigos solíamos ir al centro comercial juntos. Ella siempre se veía linda y sonriente.

Mientras la observo no puedo evitar fijarme en lo poco que ha cambiado físicamente desde la última vez que la vi. Creo que se ve más alta... no lo sé. Vi al frente de nuevo y me di cuenta que había demasiados autos en las calles así que decidí despertarla sacudiéndola un poco. Abrió sus ojos lentamente.

-¿Que sucede?

-No podremos seguir avanzando con el auto. Creo que lo mejor sería buscar un lugar en donde podamos pasar el resto de la tarde y dejar el auto allí.

- Pero, aún quedan un par de horas de luz. Cada vez que paramos me alejo mas de encontrar a mi hermano.

-Si todavía sigue allí lo encontraremos.

-¡¿Todavía?! –"ya va a armar problemas de la nada. Típico de las mujeres" pensé.

-Escucha, a como están las cosas creo que no deberías tener muchas esperanzas.

-¿Qué no tienes fe?

-Soy realista.

-Pero...

-Te aseguro- la interrumpí- que de noche no lo encontraremos. De cualquier forma nos llevará ese par de horas de luz encontrar un lugar seguro.

-Está bien- dijo mientras soltaba un suspiro.

Llegamos a una casa que parecía haber pertenecido a una familia adinerada, con un gran portón negro y paredes altas. Tenía un gran jardín con una fuente y decoraciones ostentosas. Después de arreglárnoslas para poder entrar, la casa lucia con muchos adornos, esculturas y cuadros de lo que podrían ser artistas famosos. En el primer piso de la casa había cuatro habitaciones que revisamos una a una. No había nadie en ellas. Luego subimos al segundo piso que tenía otras tres habitaciones. También estaban vacías excepto una, la habitación principal.

Adentro de ella se encontraba una cama de un tamaño exagerado, toda la habitación tenia lujosas decoraciones y un baño enorme. Al acercarnos a la cama vi a un hombre anciano, que parecía estar entre los setenta y cinco años que sostenía un frasco de pastillas para dormir en la mano derecha y una botella de whisky en la izquierda. Tenía espuma en la boca, los ojos abiertos viendo hacia el vacio y una expresión de tristeza total.

-Murió solo- dijo Jhacky.

-Supongo que es cierto- dije.

-¿Qué cosa?

-Que el dinero no lo es todo.

El hombre seguro podría haber tenido las ocho maravillas del mundo en su hogar pero no tenía ni una maldita sirvienta en casa que se preocupara por él.

Me acerqué a cerrarle los ojos, y cuando estaba a punto de hacerlo, el anciano se me lanzo encima con todas sus fuerzas -Mierda-mascullé. Del sobresalto caí de espaldas con el muerto sobre mí. Olvidé hacer lo único que no debes olvidar hacer en este infierno. Asegurarte que el muerto este realmente muerto. Trataba de alejar sus mandíbulas de mí con toda mi fuerza pero este estaba ganando la batalla. Cuando estaba a unos escasos dos centímetros de mi cuello escuché un fuerte sonido que hizo eco en toda la casa. De pronto el anciano zombi dejó de moverse soltando un gran chorro de sangre desde la boca que cayó sobre mi rostro. Lo empujé hacia un lado y vi a mi izquierda a Jhacky con una Beretta en sus manos. Me limpie la sangre del rostro mientras me ponía de pie.

-Gracias-dije respirando con dificultad- eso estuvo jodidamente cerca.

-Lo sé- soltó una risita nerviosa- ahora saca a esa cosa de aquí.

-Jaja lo que ordenes.

Mientras tiraba al muerto al jardín, me asome por la ventana. Me aterró lo que vi. Un grupo enorme de muertos estaba del otro lado del portón negro empujando y golpeando. Gruñendo y quejándose de la peculiar manera solo ellos saben hacer. Regrese corriendo tan rápido como puede hasta donde estaba Jhacky.

-Tenemos un problema.

...

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Dejo la segunda parte por aquí para que vean de que va la historia.

Ahhh si, no olviden compartirla si les gustó y dejar sus comentarios.

¡Que tengan buen día!

Las Reglas del FinWhere stories live. Discover now