Nos dirigimos hacia un pequeño campamento de la Hermandad. Presuntamente allí encontraríamos información que nos sería útil para ubicar los lugares en los que operan y con algo más de suerte, los campamentos de prisioneros en donde encontraríamos a William. Información tan valiosa seguramente estaría bien resguardada.
Caminar a través de un bosque es siempre una tarea complicada. Puedes encontrarte con zombies rondando por allí gruñendo y apestando todo, sin tener en cuenta los animales peligrosos como serpientes venenosas que se camuflan a la perfección en el entorno.
Jhacky y Val hablaban entre susurros mientras caminaban frente a nosotros. Parecían bastante animadas y un poco más cercanas que el día anterior. Después de tantos años aún me sorprende esa habilidad de Jhacky para hacer amistades de la nada. De vez en cuando volteaban a vernos de reojo y reían discretamente. Seguramente estarían hablando de nosotros. Las charlas de chicas siempre son curiosas ¿no les parece?
-Tengan cuidado donde pisan. Podría haber trampas o víboras- dijo Daniel- si las muerden, tendríamos que succionarles el veneno.
-Apuesto a que te gustaría succionarle el veneno a Val ¿Verdad Daniel?- dijo Jhacky.
-No voy a negarlo jajajajaja.
Val fingió no escucharlos.
-Oliver, a tu izquierda.
Giré y pude ver arrastrándose a un zombie sin piernas, la piel del torso desgarrada y parcialmente roída. Probablemente por culpa de los jabalís. Uno de sus ojos colgaba de su rostro. Era algo asqueroso de observar. No importa a cuántos de ellos mate, simplemente no te acostumbras a verlos. Utilizando el sable, se lo clavé en la cabeza. Dejó de moverse inmediatamente.
-Trescientos veinticuatro- dije.
-¿Los cuentas?
-Eso intento. Oye Daniel, ¿Cómo fue que te hiciste el "mano derecha" de Charlotte?
-Bueno, fue hace mucho tiempo. Cuando todo esto empezó conocí a alguien. Se llamaba Josh. Era buena persona y muy divertido también. Te mantenía viendo el lado positivo siempre. Y yo... no pude salvarlo. Después que murió prometí salvar a tantas personas como fuera posible. Y eso hice. Encontré a Frank y a su hija Evy y a otras personas. Éramos un grupo pequeño pero unido. Pero la cuestión es que yo jamás tuve madera de líder y cuando encontré a Charlotte... bueno ella sí que es una líder. Así que se hizo cargo de guiar a todos hacia el camino correcto. Y bueno, me dio un propósitonuevo. Asegurar que todas las personas de Nest estén seguras y ¿sabes? Hasta ahora se me ha dado bien.
-Ya veo.
Caminamos en silencio durante un rato. El día poco a poco se tornaba más gris. Comenzaría a llover pronto y faltaba un largo camino hasta llegar al campamento. Nos detuvimos un momento mientras Val observaba un mapa con algunas marcas en él. Luego hizo una seña para que la siguiéramos y avanzamos de nuevo. Comenzó a llover con intensidad. Era una suerte que hasta el momento no encontráramos más zombies o con la lluvia no los escucharíamos acercarse. Tras un par de horas vimos de lejos una cabaña de madera y una cerca que la rodeaba. Daniel y yo tomamos la delantera del grupo.
-Creo que deberíamos entrar allí y esperar hasta que pase la lluvia.
-Estoy de acuerdo- dijo Daniel.
-Espera aquí con las chicas. Voy a entrar. Te haré una seña para que entres si está despejado.
-Bien.
Caminé sigilosamente entre los arbustos hasta estar al lado de la cerca. Pude observar algunas trampas para osos en el suelo cubiertas por hojas secas. Unas estaban manchadas de sangre. Debía ser cuidadoso si iba a entrar allí. Caer en una de esas trampas produciría un dolor insoportable y posiblemente conduciría a la pérdida de un pie. No sería algo agradable.
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Las Reglas del Fin
Ciencia FicciónOliver es un joven de dieciocho años que se ve inmerso en un escenario post-apocalíptico en el cual la soledad es la única que reina. Tras una serie de eventos reencuentra a alguien que es muy importante para él. Juntos deberán encontrar la forma de...