Capítulo 1: Una noche.

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El ruido de una cremallera fue lo primero que escuchó esa lluviosa mañana. Todavía se encontraba somnoliento, apenas podía mantener sus ojos abiertos pese a intentarlo con esmero. Sus manos se deslizaron por el colchón, acariciando y agarrando las finas sábanas grises de una cama que no conocía.

Intentó incorporarse. La cabeza dolía como si clavasen mil cuchillos sobre ella y tan sólo pensaba en una cosa... ¡Quería una aspirina!. El ruido de las gotas golpeando el cristal hizo que mirase la ventana. El cielo estaba cubierto de nubes grises que avecinaban tormenta, las hojas de los árboles se movían en una danza caótica por el vendaval, sin embargo... tras conseguir abrir bien los ojos, se fijó en ese chico frente a él, a los pies de la cama que buscaba su camiseta en uno de los sillones.

¡No recordaba mucho! Pero verse en la cama, desnudo como estaba... le hizo darse cuenta de que no había sido una noche tranquila. Él... que había salido de fiestas con sus amigos, estaba en esa cama que no conocía, con un chico tan atractivo como desconocido.

- ¿Qué he hecho? – susurró levantando ligeramente la sábana gris para comprobar que realmente... estaba desnudo.

- Me voy a trabajar – escuchó que decía el chico frente a él.

Observó aquellos músculos de sus brazos tensarse mientras la camiseta resbalaba sobre su cuerpo, cubriendo su abdomen antes que fuera en busca de su chaqueta.

- Necesito un café – se dejó caer Naruto sobre la cama al ver aquello.

- Yo no soy tu madre – le aclaró el chico subiendo un pie encima de la silla para atarse los cordones de la recién puesta zapatilla.

¡Antipático! Eso le resultó a Naruto. Él, que siempre había elegido a sus citas, que jamás había tenido un "rollo de una noche", se encontraba allí y todo... ¡Porque sus amigos le habían incentivado a beber esa noche! Primero fue la cerveza, detrás los chupitos, siguiendo los cubatas y finalmente... la estúpida apuesta de sus amigos de que no sería capaz de llevarse a alguien a la cama sin querer tener una relación seria.

- Mierda – se quejó Naruto de sí mismo, por haberse dejado convencer de semejante locura, por haber bebido hasta perder la razón sobre lo que hacía.

Toda su vida había caminado sobre decisiones seguras. Su primer novio y su segundo... todos ellos los había elegido a conciencia y con todos creyó que serían su pareja para el resto de su vida. No podía evitar que sus amigos le vieran inocente en ese aspecto. Se enamoraba perdidamente, creía en el amor y en que su pareja perfecta estaba ahí fuera, creía que la persona con la que salía sería la definitiva, nunca imaginó que pudiera existir "el sexo sin compromiso". Todos le habían roto el corazón, ninguno fue su alma perfecta, pero él seguía siendo ese idealista que creía conocer a la persona perfecta en cada ocasión.

- ¿Dónde vas? – preguntó alarmado Naruto al ver que ese chico de brillante cabello negro se movía ya vestido hacia la puerta.

- ¿Eres sordo? A trabajar – le dijo de mal humor.

- Eres muy antipático. Al menos podrías haber desayunado conmigo.

- ¡Oh, Dios mío! ¿No me digas que creías...? – se sorprendió el joven al ver la reacción de Naruto – mira, chico... estuviste increíble anoche y me lo pasé genial pero... si crees en el amor y los cuentos de hadas, yo no soy tu chico. Sólo ha sido eso, dejémoslo en que ha sido una noche increíble. ¿Vale?

- Pero... ¿Volveré a verte?

¡Se detuvo! Su mano se había detenido en el picaporte de la puerta y entonces...sus labios se curvaron hasta mostrar una ligera sonrisa, no una elegante o llamativa, sino una casi de incredulidad por lo que estaba viviendo. Su otra mano subió hasta su frente, acariciándose la sien como si todo el asunto le provocase dolor de cabeza y entonces, se giró de nuevo hacia la cama mirando fijamente al chico desnudo que seguía en ella.

El fotógrafo (Naruto: Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora