El fotógrafo (Naruto: Sasunaru)

Capítulo 12: Cicatrices del corazón

En la cama como estaba recostado, Naruto observaba las fotografías que le había tomado a Sasuke aquella vez en privado. Tuvo que ocultarle todas sus cicatrices de la espalda con programas y ahora que por fin las tenía reveladas en su mano y podía verlas, no dejaba de darse cuenta de que ¡habían quedado perfectas!, sin embargo, él no dejaba de ver las cicatrices.

Ya no eran sólo las de su espalda las que le preocupaban, al fin y al cabo, ésas habían cicatrizado, ¡no!... eran las que aún residían en su corazón y que era imposible que sanasen con su familia dándole la espalda una y otra vez. Esas heridas seguían abiertas. Sangraban cada vez que los veía, en las escasas veces que hablaban o simplemente... cuando leía alguna noticia sobre ellos.

Todavía con las fotografías en su mano, miró al chico durmiendo a su lado. Todavía estaba desnudo, bocabajo y agarrado a la almohada. Su rostro miraba hacia el otro lado pero a Naruto le dio igual. La sábana apenas llegaba a la mitad de su espalda y dejaba ver parte de sus cicatrices aunque no todas.

Llevó la mano hacia él. ¡Casi podía tocar las cicatrices! Era imposible apartar sus ojos de ellas y no pensar en lo que debió sufrir en aquel accidente. Había perdido la posibilidad de hablar con su hermano, perdió a su familia, toda su vida se derrumbó y no podía olvidar... era imposible olvidar algo como aquello. Todavía era imposible que durmiera toda una noche tranquilo, sin que él tuviera que abrazarle cuando se despertaba bañado en sudor y gritando al vivir una vez más aquel fatídico día. No sabía qué hacer por él, no sabía cómo ayudarle... tan sólo podía seguir allí a su lado.

Las yemas de sus dedos rozaron una de las cicatrices, pero lo único que consiguió fue que Sasuke se moviera con rapidez alejándose de la mano, abriendo los ojos al instante por la sorpresa.

- Lo siento – se disculpó Naruto – no era mi intención despertarte.

- No... no pasa nada pero... no vuelvas a hacerlo, por favor.

- Vale. Lo siento, Sasuke.

- No es tu culpa, es sólo... que no me gusta que me toquen la espalda, al menos no después del accidente.

- No lo sabía. ¿Es porque te asustan las cicatrices?

- No lo sé, es sólo que... cuando tocan mi espalda es como que recuerdo que están ahí y empiezo a pensar en el accidente, en lo que ocurrió. No dejo que me toquen la espalda.

- ¿Puedo intentarlo? Ahora que estás consciente, pero... intenta no pensar en el accidente, ¿vale? Sólo... relájate y siente las caricias.

- ¿Puede ser mejor mañana? – preguntó Sasuke algo cohibido.

- ¿Estás seguro? ¿Es que no te atreves? – le retó Naruto.

- Temo que si empiezas a acariciarme... acabe como anoche – sonrió Sasuke.

- No me importaría acabar como anoche, además... ahora ya estamos desnudo, he adelantado el trabajo.

Al ver cambiar el rostro de Sasuke, se dio cuenta de que ese chico estaba pensando en algo, algo que le afligía o le daba cierta curiosidad.

- Ey, ¿qué te ocurre?

- Es que... tú eres mayor que yo pero...

- ¿Pero? – insistió Naruto al ver cómo se callaba nuevamente.

- Siempre te dejas... bueno... siempre dejas que yo...

- No me importa – sonrió Naruto al darse cuenta por dónde iba la conversación – me da igual estar abajo si es lo que te preocupa.