Capítulo 15: El cirujano

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Ya podía ver el cartel que indicaba la salida hacia Shimogou. Por suerte para él, la autovía de peaje había estado bastante limpia y el tráfico era tan fluido que en tres horas estuvo allí.

Al entrar en la avenida principal del pueblo, se dio cuenta de la gran diferencia que tenía con Tokio. Aquel pueblo era tranquilo, lleno de casas tradicionales con sus jardines, con la gente caminando sin prisa alguna por las calles o mirando las pequeñas tiendas. Todo parecía más sosegado que en la capital, con menos estrés y por un segundo, pensó en lo maravilloso que habría sido vivir en un lugar así, apartado de todo el ajetreo de la gran ciudad.

Detuvo la moto junto a una mujer que barría el camino de piedra de entrada a su jardín. Quería preguntarle por la clínica local para encontrar al médico de cabecera del que le habían hablado. Seguro que los de allí debían conocerle. La mujer dejó de barrer y se acercó a Naruto para darle indicaciones sobre dónde encontrar la clínica del doctor, aunque era muy posible que hoy tuviera libre y estuviera descansando en su casa. Al fin y al cabo, era fin de semana.

Pasó primero por la clínica para comprobar si era cierto que hoy no trabajaba. Un cartel en la puerta le indicó que era cierta la información recibida, los sábados y domingos la clínica permanecía cerrada. No había mucha gente en la calle, pero por suerte, la amable mujer le había escrito la vivienda del doctor para que pudiera ir a verle. A veces atendía a gente si era una urgencia incluso en sus días libres.

Al llegar al número que le habían dicho, se quedó asombrado ante la casa. No es que fuera ninguna mansión ni nada por el estilo, pero reconocía que siempre le habían gustado las casas tradicionales y no los altos edificios y apartamentos de Tokio.

Aparcó la moto frente a la casa y se quitó el casco apoyándolo sobre el asiento un momento y poder así abrir la cremallera de su chaqueta. Hacía frío y tenía las manos congeladas de haber conducido tanto rato. Se quitó los guantes y se lanzó el cálido aliento a las manos frotándolas entre sí para poder entrar en calor.

- Vamos allá – susurró casi dándose ánimos a sí mismo para ser capaz de llamar a esa puerta.

Tomó el casco en sus manos y abrió el sillín de la moto para sacar la carpeta con las fotocopias del expediente médico de Sasuke. Le había costado convencer a su médico para obtenerlo, pero al final, sabiendo que ese chico había firmado los papeles para que Naruto pudiera decidir por él cuando su enfermedad fuera a más, el médico había accedido a darle el expediente y esperar que encontrase un cirujano capaz de hacer algo.

Cruzó el portón y caminó por las láminas de piedra hasta la puerta principal. Tenía un bonito jardín, con un árbol de cerezo en el centro que estaba perdiendo ya las hojas debido al otoño. Sin embargo, también eso era hermoso, ver caer los pétalos y hojas sobre el pequeño estanque del lateral.

Tocó a la puerta con decisión. No tenía nada que perder ni siquiera con su negativa, porque a Sasuke ya le daban por muerto, así que debía intentar lo que fuera para salvarle y ese hombre parecía ser la única esperanza en este momento. La puerta se abrió, dejando ver a ese hombre de pálida piel y mirada penetrante con el cabello mojado.

- ¿Desea algo? – preguntó.

- ¿Es usted Orochimaru?

- Sí, soy yo.

Orochimaru miró hacia la moto y luego al chico frente a él. Era joven y traía una carpeta bajo el brazo.

- Oh... ¿Es un repartidor? – preguntó.

- No – dijo algo dolido Naruto de que le tomase por un repartidor sólo por ir en moto y ser joven – me llamo Naruto Uzumaki y deseaba hablar con usted sobre un caso importante.

El fotógrafo (Naruto: Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora