El fotógrafo (Naruto: Sasunaru)

Capítulo 17: Hospitalizado

¡Cuánto le habría gustado quedarse allí junto a Sasuke toda la vida! En la cama, acurrucados el uno en el otro, con la cabeza del moreno sobre su pecho y viéndole dormir con tranquilidad, pero no podía ser. En unas horas seguramente despertaría y lo haría... sin saber dónde estaba, con quién o puede... que incluso sin reconocerse él mismo.

Cada día era más complicado explicarle lo que ocurría o quién era él. Sin embargo, rendirse no era su opción. Debía seguir allí por más que doliera, debía ser esa fuerza que empezaba a flaquear de nuevo en el moreno. Él ya estaba oliendo cerca su final.

La cabeza de Sasuke seguía sobre su pecho y no quería dormirse, tan sólo quería estar allí observándole, acariciando su sedoso cabello oscuro y dejar que resbalase entre sus dedos. No le quedaba más remedio que ingresar a Sasuke y debía ser hoy. No tardarían en venir los de la ambulancia y llevarlo a una habitación.

El teléfono empezó a vibrar sobre su mesilla. Como pudo, movió la cabeza de su novio para dejarla sobre la almohada y tomó el teléfono, marchándose al baño y encerrándose en él para poder hablar con tranquilidad sin molestar a su chico.

- Buenos días – susurró Naruto.

- Estoy saliendo hacia el hospital – escuchó la voz de Orochimaru – el equipo que he decidido irá hacia allí. Me gustaría hacer algunas pruebas más y sobre todo... quiero hacer varios simulacros de lo que podría ocurrir a la hora de la intervención.

- ¿En qué consiste eso? – preguntó Naruto con preocupación.

- No te preocupes, no le ocurrirá nada a Sasuke. He mandado preparar una maqueta del cerebro y el tumor que tiene, así que todo mi equipo vamos a hacer simulacros en él con las condiciones que tiene Sasuke.

- ¿Es posible hacer algo así?

- No es fiable al cien por cien, pero me facilitará el proceso para extirpar el tumor. Podré practicar para mejorar y tratar de hacerlo lo mejor posible.

- De acuerdo.

- ¿Cuándo vas a llevarle al hospital?

- La ambulancia debería estar al caer. No tardará.

- Necesitaría hacerle algunas preguntas.

- Entonces tendrás que esperar, por las mañanas es muy raro que se acuerde de algo, generalmente no tiene recuerdo alguno.

- Puedo esperar hasta que esté consciente.

***

Caminaba por el pasillo con determinación. Ni siquiera había querido ponerse la bata blanca todavía, simplemente, se detuvo en la gran cristalera que daba al pasillo y miró a ese chico entubado al otro lado. Una mujer morena estaba allí sentada frente a el chico. Leía un libro con la suave voz que ella poseía.

Había llegado hasta allí sin estar realmente concienciado de ayudarle, ahora al verle allí en la camilla, con esa mujer cariñosa que no se rendía intentando hablar con él, leyendo libros y explicándole cosas alegres en un esfuerzo para que despertase, le hizo cambiar de opinión.

Esperó allí hasta que observó cómo la mujer cerraba el libro, lo dejaba sobre la mesa junto al chico en coma y se colocaba la chaqueta para marcharse. Al salir de la habitación buscando algo en su bolso, se dio cuenta que aquel hombre estaba allí detenido mirando hacia su hijo, lo que le indicó que posiblemente sería algún médico o alguien que le conocía.

- Buenos días. ¿Puedo ayudarle? – preguntó Mikoto.

- ¿Es su madre?

- Sí, ¿Qué puedo hacer por usted?