Capítulo Once.- "Ambiciones"

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La noche era oscura y helada. Se podían ver a las nubes cubriendo el firmamento. Los caballos del oficial Jung y del príncipe galopaban tan rápido como se los permitían sus patas. El sudor en las sienes de ambos hombres discurría a medida que avanzaban por el prado.

Los árboles a su alrededor los cubrían de cualquier tipo de peligro que los estuviese rondando. Pues lo más seguro era que los guardias en la residencia del príncipe Jaejoong estuviesen buscándolos.

El oficial Jung, podía ver el esfuerzo que estaban haciendo sus caballos, y se detuvo. Le pidió a Jaejoong que lo mejor era descansar puesto que los animales estaban sobre esforzándose mucho. Lo mejor podía ser caminar un trecho para que ellos recuperen fuerzas. Y así luego continuar otro trecho a caballo.

La idea de intercalar entre cada trecho, no le gustaba mucho a Jaejoong. Pues nadie más que él ansiaba llegar a la tumba de su madre. Pero de cierto modo, el oficial Jung tenía razón.

Así pues, bajó de su caballo y caminó jalando de sus riendas.

Aquel comportamiento en el príncipe era lo bastante extraño como para desconcertar al oficial Jung. Y por algunos minutos, ambos permanecieron en silencio mientras caminaban por el bosque. Hasta que el sonido de un búho hizo que Jaejoong por fin pronunciara algunas palabras.

–¿Crees que ya hayan avisado al palacio sobre mi fuga? –su tono era divertido.

Como si realmente le emocionara el hecho de que Taejo se enojara con él, y enviará un grupo de soldados para buscarlo.

El oficial Jung contestó:

–Y si eso llegara a suceder, ¿sería algo divertido? –el desconcierto en su expresión lo decía todo.

–Por supuesto que lo sería. No todos los días tengo la suerte de lidiar con las fuerzas reales de mi padre. –rió.

Al oficial no le causó nada de gracia. Porque aquellas fuerzas reales a las que se refería el príncipe, habían sido por mucho tiempo sus subordinados. Personas, a quienes había adiestrado en las artes del combate con espada, arco y pelea cuerpo a cuerpo. Y muchos otros soldados que había conocido a lo largo de su vida como oficial de palacio y de distrito.

Sabía acerca de lo diestro que era el príncipe en combate. Él mismo lo había visto muchas veces en esas circunstancias. Inclusive sabía que en toda la región y los alrededores, el príncipe era temido por sus adversarios.

Había sido tanto la fama de aquel príncipe que se hablaba de él, no solo en todo el país sino que también fuera. Las batallas y las hazañas que había logrado a una temprana edad para el ejército de Taejo habían hecho del antiguo Goryeo, un unificado Joseon.

Así que, en realidad, el oficial Jung no deseaba un enfrentamiento con un grupo de sus subordinados.

El príncipe debió de notar que el silencio del oficial Jung era la respuesta que no estaba de acuerdo con ello, porque luego dijo:

–Si estás molesto por mi comentario, ¿por qué no solo me lo dice directamente, oficial? En vez de callar y hacer de ese un silencio incómodo para ambos.

El oficial agregó:

–Dado que conozco muy bien a todo el ejército real, debo decir que su comentario fue un tanto infantil y pretencioso; a mi parecer...

Jaejoong se detuvo, y dejó que el oficial siguiera.

–¡¿Estás diciendo que mis capacidades son tan lamentables como para no poder vencer a un puñado de hombres del ejército real?! –su nariz se ensanchó, sus labios se pusieron un poco morados al ser apresados por sus dientes y su mirada se encendió.

"The Sun loves the Moon"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora