Los inagotables besos apasionados seguían, no había vuelta atrás. El caballo se alejó. Ninguno de los dos hizo caso a ello. Pues estaban más allá de todo raciocinio. El oficial Jung, con un diestro movimiento se giró. Quedando arriba del príncipe. Sus ojos brillosos y su expresión sonrojada le pedían que continué con la faena. Rápidamente se comenzó a quitar las ropas, el príncipe se seguía moviendo debajo de él. Lo ayudó a quitarse las prendas que faltaban. Poco después, pudo ver la tierna y pálida piel del príncipe. Besó, lamió y succionó tanto como quiso. Hasta que la pálida piel se tornó rojiza. Él necesitaba más, mucho más de aquel bello príncipe. Comenzó por saborear el delicado cuello del joven. Se sentía quemar, como si fuego vivo quemará sus entrañas. Bajó dejando consigo un rosario de pequeños y necesitados besos. El pecho del joven, mantenía las manchas rojas, dejadas anteriormente por él mismo. Se le veían tan bien. Luchó por contener su instinto pero le era imposible. Siguió bajando, besando el firme abdomen y acariciando con sus fuertes manos la longitud de las bellas piernas del príncipe. Hasta llegar a la erecta hombría. Tuvo deseos de saborearla y con una mano la tomó; besó la cúspide y con movimientos circulares de su lengua la relamió. Un sabor medio salado, casi insipiente inmundo su paladar. Escuchó, el gruñir del príncipe, le pedía que por favor no lo hiciera sufrir más. Metió toda la virilidad del joven en su boca. Se deleitó probando un poco de los fluidos del príncipe. Con su dedo pulgar evitó que el joven se corriera. Se levantó para observarlo, y al verlo sofocado y sonrojado, sonrió. El príncipe le pedía insistentemente que lo haga suyo o que por lo menos lo deje correrse. Pero el oficial Jung no cedió. Lo atormentó con la mano que tenía libre, apretando y jalando los sensibles pezones del chico. Luego su boca aprehendió la sensible zona. Haciendo círculos con su lengua sobre la tetilla. Después continuó bajando hasta la parte más baja del príncipe. Sonrió al encontrarse con la cavidad del príncipe. La voz del joven se retumbó dulcemente en sus oídos. Él jadeaba. Estaba lo bastante fuera de sí, como para avergonzarse por la situación que estaba viviendo. Una sola palabra salió de sus labios, y se repitió.
-Por favor, por f...r- sollozaba. -Uhm- jadeó y lo miró lascivamente.
Al oficial Jung soltó la virilidad del príncipe. Pues su punzante polla pedía hacer suyo al joven. Lentamente introdujo su hombría en la apretada entrada del príncipe. Quien soltó unos pequeños gemidos. El oficial vislumbró cada una de las expresiones de su joven amante. Eso, encendió algo en él. Su instinto animal, empezó a asestar golpes más duros contra la próstata del joven. Estaba cayendo en un mar de inmensas sensaciones. Todas ellas placenteras e irrepetibles. Cerró los ojos. Y pudo concentrarse mejor en los sonidos a su alrededor. Lo único que podía escuchar eran los gemidos y jadeos que ambos emitían. Para él eran como la gloria misma. Tuvo curiosidad de ver las expresiones del príncipe, abrió los ojos y entonces pudo ver lo sonrojado y sudado que estaba aquel joven. Él deseó tocarlo. Al hacerlo sintió como el príncipe se empujó contra él. Y luego su nombre salió sonoramente de los labios de su joven amante. Sus movimientos comenzaron a ser más bruscos, y el príncipe empezó a elevar el tono de sus gemidos y voz. Pudo sentir como la cavidad del príncipe lo absorbía por completo. Se acercó para poder besar al joven. Un leve estremecimiento recorrió su cuerpo, lo sentía completamente suyo. Los suaves y tibios labios del joven eran su perfecto bálsamo para calmar su deseo. Lo movimientos del príncipe frotándose contra su abdomen, lo estaban elevando a lo más alto y sublime del libido. Su liberación no se hizo esperar, bañó todo el interior del príncipe con su semilla caliente. Pudo sentir los mismísimos fluidos del príncipe mojando sus pechos. Las fuerzas lo fueron abandonando, y terminó por bajar la intensidad de sus movimientos. Los gemidos y jadeos eran más suaves. El ambiente estaba cargado pero a la vez ambos se sentían ligeros. Como si sus cuerpos flotaran en nuevas sensaciones. El oficial se dejó caer a un lado del joven, el césped crujió y trató de calmarse por lo ocurrido. Después de unos minutos en silencio. El príncipe se incorporó, todavía le daba vueltas la cabeza. Pero eso no le impidió sentarse a horcajadas sobre el oficial. Yunho se quedó observando pasmado la bella vista que le estaba regalando aquel joven. Las largas y esbeltas piernas estaban sobre él, la virilidad del joven lo invitaban a jugar. Se sorprendió cuando el príncipe se acomodó sobre su eje. No podía creerlo. La expresión lujuriosa de aquel joven, lo harían perder la cabeza nuevamente. Poco después, sintió los movimientos del joven contra su cuerpo. Cogió la polla del príncipe, y comenzó a bombear mientras el príncipe subía y bajaba con rápidos movimientos. Así continuaron hasta bien entrado el amanecer, en medio del bosque. Del cansancio se quedaron dormidos.
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"The Sun loves the Moon"
Ficción históricaLa recién fundada dinastía Joseon, por el taejo, Lee Seung-gye después de los constantes problemas de la corte decide establecerse Hanyang (actual Seúl). Manda a construir el palacio de Gyeongbokgung y el templo Jongmyo. Se establece con la reina c...