El camino se fue acortando, ya solo faltaba por recorrer medio kilómetro. Pero tanto el príncipe como el oficial estaban muy cansados para continuar, inclusive sus propios animales lo estaban. Por ello, se detuvieron cerca de un bosque para así recuperar las fuerzas.
–Entonces, oficial, después de este corto tiempo juntos ¿qué tiene pensado hacer? –fueron palabras desprovistas de emoción alguna.
–¿Qué tengo pensado hacer? –el estómago del oficial se volvió rígido.
La sola idea de poder salir bien librado de este gran lío, en el que había decidido meterse por voluntad propia, era pensar de modo muy optimista ante los hechos.
¿Cómo podría librarse de la guardia real?
¿Cómo ambos podrían librarse del castigo que tenía Taejo para ellos?
Habían cometido un agravio ante el palacio, desobedeciendo órdenes expresas del mismísimo rey. Y eso no sería pasado por desapercibido, aquel hecho traeríaconsecuencias, tal vez muy severas para su propio gusto. Pero ya no habíavuelta atrás.
De inmediato, la cálida mano del príncipe se posó sobre su hombro.
–Oficial Jung, esto no es culpa suya sino mía. –Se pausó y retiró su mano– soy un hombre, después de todo, y tengo que aceptar la responsabilidad de mis actos. Así que, si la guardia real nos está buscando –sonrió– tenga por seguro que asumiré todos los cargos.
¿Había escuchado bien? ¿El príncipe estaba intentando animarlo?
El oficial Jung apenas y podía procesar aquellas palabras. Y estaba dispuesto a adjudicarse la responsabilidad de sacar al príncipe de su residencia y desobedecer las órdenes de Taejo.
¿Qué clase de oficial sería si no lo hiciese así?
Bueno, tal vez perdería su puesto y todo lo que eso conlleva pero, entonces momentos, no estaba pensando mucho en ello. Para él lo más importante era ayudar al príncipe.
–Entonces, ¿planeas ignorarme? –dijo el príncipe con un tono levemente decepcionado.
–Como oficial que juró lealtad y respeto a la familia real tengo que hacerme cargo de mis actos.
–Perderías mucho más que yo en todo esto. Tienes alguna idea de todo lo que harían contigo... –Jaejoong no quiso decir palabra alguna.
Hubo un silencio prologando después de eso.
El oficial Jung estaba desconcertado con la manera en la que el príncipe estaba actuando.
–Lo he pensado concienzudamente y lo mejor es que a partir de este punto. Cada uno puede seguir por su propio camino. –otro silencio del príncipe. Y luego continuó–: Solo acepta mi oferta, oficial. No piense mucho en ello.
¿Qué estaba diciendo el príncipe?
Jaejoong caminó hasta su caballo y tomó las riendas. Se dispuso a montar al animal. Cuando estaba por colocar el pie en la montura, dos manos lo sostuvieron y lo atrajeron hacia la calidez de un cuerpo. Casi se podría decir que era como un tierno y cálido abrazo.
Los pensamientos del príncipe se nublaron. Y, por un momento, dejó que el oficial lo abrazara. El cuerpo del príncipe cedió y bajó, quedando quieto. Mientras sentía que las fuertes manos del oficial lo aprisionaban en un gesto de necesidad y cariño casi desbordante.
No, esto no era simple cariño o pasión carnal.
El príncipe cayó en cuenta de que los sentimientos que le había profesado el oficial eran ciertos. Estaba frente a una clara muestra de amor. Y, por un momento, se sintió protegido y querido.
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"The Sun loves the Moon"
Ficción históricaLa recién fundada dinastía Joseon, por el taejo, Lee Seung-gye después de los constantes problemas de la corte decide establecerse Hanyang (actual Seúl). Manda a construir el palacio de Gyeongbokgung y el templo Jongmyo. Se establece con la reina c...