Punk

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Chica rara, yo sé que quieres matarlos. Y yo también. 


 Sunny no siempre fue como es hoy en día. En realidad, cambió el día en el que me conoció. Antes de mí, era Sonia a secas, era de esas niñas que acatan todas las reglas y que preferían no ser escandalosas, pero sabía observar. Un día, sentadas en una jardinera a medio recreo, me preguntó por qué usaba el cabello así, le dije que era mi estilo. Después preguntó por qué el maquillaje y las uñas, si cada que me veía el director me mandaba a despintarme las uñas y desmaquillarme. Contesté... 


.-Es que nunca vas a lograr entenderlo, porque se trata del punk.


Entonces nos llevamos los siguientes 20 minutos hablando sobre qué era el punk. En ese entonces sólo podía resumirlo como rebeldía y el querer hacer lo contrario a lo que los demás te decían. Si ellos decían rosa, yo decía azul, y así con todo, o a veces decía cosas que simplemente no esperaba, como negro, morado, verde o gris. Así se lo describí a Sonia, y creo que le gustó la idea porque al siguiente día me pidió que fuera para su casa por la tarde y le arreglara el cabello, le maquillara los ojos y le pintara las uñas. Le dije que sí, pero había dos condiciones, la primera fue que ella debía aprender más adelante a arreglarse por si sola, a no depender de mi y a buscar su propio estilo. Siempre tuve muy inculcado el rollo DIY o "Hazlo tú mismo", por lo mismo del punk, junto con el hecho de que era niña de barrio. La segunda condición era que yo iba a poner la música, y no podía quejarse. Aceptó a ambas, pasamos antes a mi casa por mis discos viejos y a cambiarme, y hecho todo ésto, salimos para su casa mientras le contaba sobre lo perfecto que era Robert Smith. 

Llegamos a su casa, y la magia comenzó. Al ritmo de Iggy Pop, Buzzcocks y Fugazi en mis caderas, le hice un bonito corte al mero estilo de Siouxsie Sioux, sólo que un poco más corto. Qué decir, se hace lo que se puede con lo que se tiene. También le puse sombra negra en vez de delineador (porque obviamente no estaba preparada) y le puse un azul metálico en las uñas que se veía bastante bien.

Fue ahí, en el momento en el que se cambió de ropa, se puso algunas pulseras robadas de sus hermanas y un labial rojo quemado, que dejó de ser Sonia y pasó a ser Sunny. Su mamá, contrario a lo que creímos, lo tomó muy bien. Resulta ser que ella fue hippie durante gran parte de su vida, entonces estaba de acuerdo con gran parte de los ideales punks. Aparte de que por alguna extraña razón me adoraba. En fin, lo que hice con Sunny era el tipo de cambio que nunca creí que podría lograr en alguien más, pero supongo que se la debía al universo por el favor que me hizo Mauro, ahora el universo me la debía a mí. Y vaya que me pagó.

Crónicas de un corazón roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora