En el poco tiempo de conocerte ya no puedo sacarte de mi mente. Tus ojos me remiten al océano, pero jamás los quisiera ver llorando.
.- Espera... ¿Qué? ¿Coger? Ademia, si te traje acá fue porque vi tu cara de odio a los demás, no porque quisiera coger
Mierda, como me sentí en ese momento. No me quedó más que pedirle perdón y decir que generalmente confiaba mucho en mi poco coherente sentido común. Me dijo que estaba bien, que si él fuese morra, tampoco hubiera confiado en sí mismo. Me reí. Seguimos platicando hasta que Jacobo un poco (muy) ebrio vino a decirme que era hora de irnos. Había estado horas platicando con Saúl, lo cual se me hacía rarísimo porque generalmente yo no sostenía platicas así con nadie que no fuera Sunny o Jacobo. Me despedí de él, y me dio un beso lindo en la mejilla, que no se sintió como cuando tu tía se despide de ti, fue como si él hubiera querido marcarme. En fin, nos fuimos de casa de Bruno, de regreso a mi casa. Jacobo pasó a dejarme, se despidió y fue para su casa. Yo entré a mi cuarto, al parecer no había nadie en el departamento. Me puse los audífonos, Ruby Soho de Rancid sonaba mientras yo cerraba los ojos y me perdía entre pensamientos vagos sobre Saúl. Al final me quedé dormida.
Llegó el lunes, lo único que había hecho el fin de semana fue pensar en él, y yo sólo podía preguntarme a mi misma, ¿por qué seguía pensando en alguien tan irrelevante? Aunque, bueno, él había sido bastante lindo conmigo esa noche. Ahí me tienen, caminando con un audífono puesto a la salida de la escuela, cuando escuche una voz más o menos conocida gritar mi nombre, volteé a ver de quién se trataba. Era Saúl, y se estaba acercando a mi.
.-Oye, ¿cómo estás? ¿te vas sola? Te acompaño, anda- Dijo intentando no ser demasiado insistente
.- Ah, bueno, vale- Le dije algo nerviosaYo me estaba haciendo súper pendeja, pues quería con toda mi alma que me llevara a mi casa, pero no quería que él lo supiera, no quería darle entrada para que después hiciera lo mismo que Luis. Intenté contenerme todo el camino y sonar normal. Al final se dio cuenta.
.- ¿Por qué tiemblas? ¿Acaso esperas que algo pase? O es el hecho de que te gusto
Intenté convencerlo de que no era así, cosa que terminó mal puesto que ni yo misma lo creía. Pero él fingió creerme. Cuando llegamos a las escaleras de afuera de mi casa, me iba a despedir de él, pero el vato de la nada me abrazó, me dio un beso en la frente y me dijo que era lindo que fuera tan reservada, me soltó, me dio otro beso en la mejilla, y se fue. Me dejó ahí, apendejada por un beso en la frente y otro en la mejilla, para luego irse y abandonarme en esas escaleras. Esa fue la última vez que vi a Saúl.
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Crónicas de un corazón roto.
Novela JuvenilSeguir pensando en él, ese es el pasatiempo favorito de Ademia. Y con "él" hablamos de cada persona que le rompe el corazón.