Y gasolina en la mochila
Un mundo nuevo en el corazón
Tu rostro lo acaricia la capucha
Y el amor.Pasó el tiempo, en realidad no hay mucho qué contar. Nada verdaderamente relevante durante el tiempo que me quedó en la secundaria; lo interesante fueron las vacaciones antes de entrar a la preparatoria.
Siempre fui de llevarme con gente algunos años más grande, la mayoría de 22-26 años cuando yo tenía 15 en ese entonces. Me juntaba con un grupito de punks en algún lugar del centro de la ciudad. La mayoría eran bastante agradables, muy unidos todos, aunque a veces se desconectaban con facilidad.
Ahí conocí a un chico llamado Samuel. Era, básicamente, un vato sencillo, amaba la música, tocaba la guitarra, tenía el cabello largo en mohicana y siempre usaba su chaleco visu. Visu es una palabra que se usa para referirse a la ropa con parches, estoperoles y demás. Yo generalmente no usaba todo eso, en realidad me sentía más cómoda solo usando ropa negra, o con un estilo más goth, pero admiraba la paciencia y el empeño que le ponían a su ropa.
Claro que, como contradicción del destino, le encantaba el punk romántico en secreto, y cuando estaba ebrio bailaba canciones de Los Acosta.Él era el más chico de los hombres del grupo, tenía 17 años. No entiendo en realidad como es que nos dejaban juntarnos ahí a nosotros, siendo menores de edad, mucho menos entiendo como es que los demás del grupo dejaban que fuéramos a beber con ellos.
Pero, hey, yo sólo escribo lo que pasó, tampoco puedo cambiarlo ya.
El punto es que Sam un día me confesó que yo le parecía preciosa, y que le hubiera gustado conocerme antes de que me rompieran el corazón en el pasado. Yo la verdad es que no quise poner atención a esas cosas, después de lo de Saúl me dije que no volvería a confiar en absolutamente nadie. Ningún vato merecía que yo le prestara atención, aunque sonara cliché, en ese momento de la vida yo pensaba que todos los hombres eran iguales y que iba a tardar en cambiar de opinión.Pues grave error, porque Sam era lo suficientemente diferente como para callarme la boca.
Era Julio, recuerdo que hacía mucho calor en el centro de la ciudad. Nos juntábamos en un lugar algo escondido, que era básicamente nuestro rincón alejado del mundo. Yo había ido a la paletería, a comprar un agua de frutas. El agua de frutas me recordaba cuando yo era niña.
Sam llegó de la nada, y se deslizó por la pared, quedando sentado a mi lado..-Pinche rara, wey. No entiendo como vienes de puta manga larga. Agarro el pedo de que todos vestimos de negro, pero no chingues, estamos como a 35°.
.-Bájale a tu pedo, ¿no? me visto como quiera, mamón.Y nos reímos. De fondo sonaba Baby, I'm an Anarchist, de Against, me!, y recuerdo la voz de Eduardo claramente sonando directo a mi oreja. Le encantaba hacer eso, sabía que se me erizaba la piel cuando lo escuchaba tan cerca, y que me encantaba su voz.
.-...Cause baby, I'm an anarchist, you' re a spineless liberal...
Me perdí unos momentos en su voz, escuchándole como si estuviera a lo lejos, como si en realidad no estuviera sentado conmigo. Cerré los ojos, y, a pesar de los lentes oscuros que llevaba, él lo notó.
.-... but when it came time to throw bricks through that Starbucks window you left me all alone, all alone...
Yo claramente no estaba en este plano existencial, y él era consciente. Tan consciente, que el idiota me dio un beso. Así, sin decir nada. Me tomó de sorpresa, pues yo estaba concentrada en seguirle escuchando cantar. Me quedé congelada un momento y no supe qué hacer o qué decir. La ventaja era que llevaba los lentes oscuros, si no, me hubiera ido corriendo por la vergüenza.
.-Esa es nuestra canción. Porque yo soy un anarquista, y tú una liberal débil.
Me quedé aún más callada, y sólo desvié la mirada, llevándome el popote de mi agua de frutas a la boca. Me miraba fijamente, como esperando una respuesta. Pero luego siguió hablando.
.-¿Sabes? hubo un tipo en la guerra civil española, Durruti, que decía algo que me gusta mucho. No lo sé de memoria, obviamente, pero era algo en plan "no importa si nos dejan en ruinas, no nos da miedo, porque todos llevamos un mundo naciendo dentro de nuestros corazones". Se refiere al ideal anarquista. Y, no quiero romantizarlo más de lo que ya está, pero... yo... quiero vivir ese mundo contigo.
Me ahogué con un pedazo de sandía que venía dentro del vaso de agua de frutas.
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Crónicas de un corazón roto.
Teen FictionSeguir pensando en él, ese es el pasatiempo favorito de Ademia. Y con "él" hablamos de cada persona que le rompe el corazón.