Noche

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— ¿Estás bien?—Le preguntó una voz femenina, llamando la atención del padrino quién, habiendo reconocido de inmediato que venía de Angelica, se secó las lágrimas rápidamente con las mangas de su abrigo antes de voltearse hacía ella.

—Ah, sí. —Mintió escondiendo su dolor con una sonrisa. —Solo necesitaba algo de aire fresco. —

—Entiendo. —Dijo no muy convencida de su respuesta, pero lamentablemente no era lo suficientemente cercana a él como para insistirle en que le dijera la verdad. Entonces dirigió su vista hacía el cielo. —Es una hermosa noche. —Comentó.

—Sí...—Decía él a pesar de que su mirada estaba en la dirección opuesta. —Mi amigo y tu hermana son bastante afortunados. —

—Cierto, conozco a Eliza, nunca encontrarás a alguien más amable y confiable que ella. —Mencionó con una sonrisa.

—Lo sé. —Suspiró. —En mi opinión mi querido John es el único que está a su altura, es alegre, noble y leal, lo cual lo vuelve perfecto para ella. —Alzó la vista para mirar a la luna que seguía deslumbrando.

—Es cierto. —Concordó con él. —Será mejor volver a la fiesta, deben estar preguntando por nosotros. —

—Tienes razón, seguramente les será raro no ver por ahí a este hombre insatisfecho. —Decía mientras volvía hacía el salón otra vez, hasta que vio que la mujer no apartaba la vista de él, confundiéndolo un poco. — ¿Pasa algo?—

—Oh, nada, es solo que me llama la atención lo que acabas de decir. —Admitió.

—Pues solo dije la verdad, nunca he estado satisfecho, y parece que usted tampoco. —Le sonrió. —Pero de todas formas debo tener otras cosas en mente, como que por ejemplo aún hay un millón de cosas que no he hecho, pero tan solo espera...—Dicho eso siguió su camino sin saber que con esas palabras hizo que el corazón de ella se prendiera en fuego.

[...]

— ¡Oye Alexander!—Le exclamaba Mulligan a su amigo al verlo. —Laurens dijo que como mañana en la mañana partirá a su luna de miel, puede ir a beber con nosotros una vez más esta noche antes de irse. —Contó.

— ¿No es increíble?—Comentó Lafayette con alegría, aunque parecía que ya había comenzado a beber de más.

—Sí, sin lugar a dudas. —Rió el castaño.

—Por cierto Alexander, ¿qué hacías hablando afuera con la señorita Angelica? ¿Enserio te pusiste de casanova justo en la boda de nuestro amigo?—Preguntó Hercules mientras ponía su brazo alrededor de su cuello.

— ¿Qué dices? Solo estaba teniendo una agradable conversación con ella, lo juro. —Aclaró mientras se liberaba del brazo aunque desafortunadamente no de las caras incrédulas de sus amigos quiénes ya empezaban a hacerle bromas insistiendo con que había empezado a cortejar a la dama de honor.

Por mientras no tan lejos de donde se hallaban esos tres, se encontraba la pareja de novios que conversaba luego de recibir felicitaciones por parte de todos los invitados.

— ¿Segura que está bien si salgo con los chicos? Entiendo si quieres que pase toda la noche contigo ahora que estamos casados. —Le dijo John a su esposa.

—No te molesta que vayas a pasar un rato con tus amigos, de todas maneras vamos a tener suficiente tiempo para nosotros en nuestra luna de miel. —Sonrió. — Siempre y cuando no te emborraches. — Soltó una risa.

—Eres un ángel. —Le comentó mientras tocaba su frente con la suya. —No te preocupes, intentaré no beber tanto. —

[...]

Unsatisfied [HIATUS] Where stories live. Discover now