Había pasado ya un lapso de tiempo desde que John finalmente había vuelto a casa por petición de Eliza, y todo había ido de maravilla desde ese entonces. La pareja finalmente había podido conseguir una grande y cómoda casa para evitarle más molestias a la familia de la azabache. El padre de Laurens, Henry, había sugerido que se fueran a Carolina del Sur, pero ellos habían acordado que lo mejor sería quedarse en Nueva York y su decisión fue respetada.
En su nuevo hogar ya habían instalado todo lo necesario, en especial las cosas para el nuevo miembro de la familia que venía en camino, incluso tenían preparada su habitación para que pudiera descansar tras su llegada al mundo. Y aunque aún no sabrían su género, aunque la futura madre aseguraba que sería un varón, ya tenían algunos nombres pensados.
Ahora la pelinegra estaba feliz de tener a su esposo a su lado cuándo despertaba cada mañana, sabiendo que ya no corría ningún riesgo. Aunque en el fondo seguía sintiéndose algo mal sabiendo que su marido sigue con ganas de pelear en la guerra, pero de todas formas no había forma de volver atrás y sinceramente le alegraba que estuviera con ella, cosa que no paraba de comentarle a sus hermanas como hacía justo ahora, pues había ido de visita a la mansión para tomar té con ellas, con quiénes estaba teniendo una charla agradable como todos los días comúnmente, hablando sobre sus interés y uno que otro chisme por ahí a pesar de que era algo que no les gustaba mucho.
—Y dime Angelica, ¿de casualidad Alexander no te ha enviado aún alguna carta?— Sacó el tema Peggy solo para ver como la mayor casi escupía el té que estaba bebiendo mientras se ponía colorada.
—B-bueno...—La morena volvió a mantener la compostura mientras respondía la pregunta. —No pero solo porque no le he escrito nada, no quiero ser un estorbo cuándo esta con sus deberes importantes.
—Nada de excusas, sabemos muy bien que solo te da vergüenza. —Comentó la embarazada con una sonrisa pícara para después escuchar una risa que le provocó a su hermana menor.
— ¡Lo digo enserio! Tal vez podría pensar que solo lo interrumpo en sus asuntos, más cuándo cada vez la guerra se pone peor. —Insistió.
—Está bien, está bien, te creemos, tampoco es para que te pongas tan histérica. —Dijo la menor. —Y de verdad comprendo tus razones, oí por ahí que las cosas se están volviendo más feas que de costumbre...—Mencionó adoptando un tono más serio.
Las tres hermanas se mantuvieron calladas por un momento, pues habían llegado a un tono más delicado. Eliza no pudo evitar pensar en que estaría haciendo John de seguir luchando, ¿será que le hubiera pasado algo? ¿De verdad hizo lo correcto en pedir que lo dejaran volver? ¿Y si su ausencia traía problemas a los rebeldes?
—Eliza, ¿estás bien?—Le preguntó Angelica, llamando la atención de la de pelo azabache.
—S-sí...—Contestó para después darle otro sorbo a su té. —Mejor hablemos de otra cosa.
[...]
Finalmente ya era hora de que la señora Laurens volviera a casa, sin embargo sus hermanas insistieron en acompañarla, pues temían que le pasara algo por estar sola, en especial por el sobrino que llevaba con ella. Tras llegar tocaron la puerta que no tardó en ser abierta por el hombre de la casa.
—Te estaba esperando. —Dijo el pecoso para luego recibir a su esposa con un beso en la mejilla y saludar a sus cuñadas. — Buenas tardes señoritas.
—Hola John. —Le decía Angelica en un tono amable. —Sabes que no es necesario usar formalidades con nosotras.
— ¡Exacto!—Afirmó Peggy. —Recuerda que desde hace poco nos volvimos familia después de todo. —Sonrió.
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Unsatisfied [HIATUS]
RomanceHamilton AU. Todos conocemos la historia,en especial el hecho de que cierta persona terminó no estando satisfecha, sin embargo,¿que pasaría si el insatisfecho hubiera sido otro? ¿y si las parejas que se formaron fueran otras? Casi lo mismo, pero con...