Suficiente

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El matrimonio Laurens partió mañana en la mañana para ir a su luna de miel, tal y como habían acordado desde un principio. No quisieron decirles a los demás muchos detalles al respecto de cómo les fue, a excepción de que se la pasaron de maravilla en aquella oportunidad donde por fin pudieron disfrutar de la compañía del uno al otro completamente a solas y sobre aquel retrato que el soldado le hizo a su esposa, quién se lo mostraba a todos con mucho orgullo.

Pero desafortunadamente al volver John tuvo que regresar al campamento para seguir en la batalla, justo como se había mencionado antes, dejando a su cónyuge preocupada con su familia mientras él volvía a estar lejos de ella, no sin antes decirle cuánto la ama.

Y de ahí pasaron los días que luego se fusionaron en una semana llena de angustia.

—John, por favor sobrevive. —Murmuraba Eliza mientras miraba el cielo lluvioso a través de una ventana al lado de sus hermanas, quienes le daban apoyo tratando de calmarla.

—Seguro estará bien Eliza, no te preocupes. —Le dijo Peggy tratando de darle ánimos para después ponerle una mano en su hombro.

—Además te mandó una carta hace unos días diciendo que no le ha pasado nada. —Se acercó Angelica. —Mantén la esperanza. —

—Eso haré...—Fue lo único que dijo la pelinegra, esperando que tuvieran razón, aunque la preocupación siempre seguía ahí sin importar que tan positiva se pusiera, sus miedos de que lo peor pasaría siempre hallaban una forma de acecharla. Sin embargo hacía todo lo posible para calmarse, después de todo tenía que cuidarse a ella misma.

[...]

La semana se convirtió en un mes.

Laurens se encontraba afuera de la oficina de Washington, pues Hamilton había entrado ahí para hablar con él acerca del comportamiento de Charles Lee, un soldado que había ascendido a general pero no convencía a muchos (en especial porque su reacción al saber que subió de puesto fue "Soy general, wiiiii") y definitivamente no hizo ningún bien a la hora de atacar, portándose como un cobarde pidiendo que se retiraran y poniendo en gran riesgo las vidas de los demás. Afortunadamente Washington recapacitó y puso a Lafayette al mando, sin embargo eso no pudo evitar que Lee empezara a hablar mal del jefe, hartando a Alexander por completo al punto de que le pidiera a John acompañarlo en el camino hacia donde se encontraba Washington.

—No hagas nada, la historia probará su error. —

—Pero señor...—Trató de insistir Hamilton.

—Tenemos una guerra que pelear, vamos a seguir. —Dicho eso le hizo una seña al castaño para que se retirara, la cual obedeció.

Sin embargo al salir inmediatamente se topó con el de pelo rizado quién estaba apoyado contra la pared y los brazos cruzados.

—Grandes palabras las que dijo Lee. —Comentó. —Alguien debería retenerlo. —

—No puedo desobedecer órdenes directas. —Mencionó la mano derecha del general.

—Entonces lo haré. —Dijo completamente decidido, aunque solo le causó preocupación a su amigo quién sabía a qué se refería.

— ¿Estás seguro? Recuerda que tienes una esposa y no sé...—Decía hasta que el pecoso se acercó a él y puso una mano sobre su hombro.

—Estaré bien, seré muy cuidadoso, por favor déjame hacerlo Alexander. —Suplicó. —Eres el amigo más cercano que tengo. —Sonrió.

Hamilton guardó silencio por un momento hasta que tras soltar un suspiro tomó la mano de su compañero para darle un apretón de manos.

Unsatisfied [HIATUS] Where stories live. Discover now