Nacimiento

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John no dejaba de caminar de un lado a otro rápidamente afuera de la habitación donde estaba pasando uno de los momentos más emocionantes e importantes de su vida, aunque al mismo tiempo a pesar de tener varios sentimientos alegres ante ese hecho no podía evitar sentir miedo, pues desde que era pequeño había conocido en persona uno de los peores resultados que podría suceder si es que el destino le quería hacer una mala jugada.

¿Cuál era ese hecho que sucedía detrás de ese cuarto? El nacimiento de su hijo. Eliza estaba dando a luz justo ahora.

Para su desgracia solo la partera, familiares y amigas de la futura madre solo podían asistir durante el parto, siendo obligación de los hombres quedarse afuera a esperar, eso no le ayudaba para nada. Temía que algo le pasara a su esposa, a su hijo o a ambos, no quería ser pesimista, pero sus temores lo atormentaban sin darle descanso.

Su madre había muerto al dar a luz a su hermana menor cuándo era tan solo un niño, causando que su padre comenzara a distanciarse poco a poco de ellos desde ese entonces y volviéndose parte de la larga lista de las desgracias que le sucedieron a su familia acompañado de las inesperadas muertes de la mayoría de sus hermanos.

No podía evitar pensar en lo peor, pero trataba de ser optimista y razonar consigo mismo de que seguramente todo saldría bien, que la nueva generación que llegaría al mundo no pasaría por nada malo y sería un nuevo comienzo. Luego se puso a ver al doctor que también esperaba noticias afuera, aunque no había hablado mucho desde que llegó, solamente se hallaba ahí parado en silencio, estando preparado para revisar el estado del recién nacido y la mujer en cuánto le avisaran.

Después de un tiempo escuchando voces que venían del cuarto diciéndole seguramente a su mujer cosas para prepararse escuchó unos gritos que hicieron que su corazón se acelerara rápidamente...hasta que el llanto de un bebé hizo que se detuviera por un segundo.

La partera no tardó en abrir la puerta para hacerle una seña al doctor de que podía entrar y este antes de hacerlo le dijo a Laurens que siguiera esperando afuera un poco más, cosa que no le quedó de otra que obedecer. Unos minutos después, por fin le avisaron de que podía ver a su esposa e hijo.

Y al entrar vio que ahí se encontraba su esposa descansando plácidamente tras un duro esfuerzo, con la comadrona parada al lado de ella sosteniendo al bebé en sus brazos, aunque aún no podía verlo porque estaba envuelto por la manta casi completamente. Entonces cuándo la mujer se percató de su presencia se acercó lentamente.

—Señor Laurens, conozca a su hijo. —Le decía mientras ponía al pequeño en sus brazos. Y en ese momento no pudo contener un par de lágrimas de felicidad al ver finalmente el rostro de su propio hijo.

Era parecido a él pero con el color de cabello de su madre y también había heredado su piel, sin duda alguna era muy lindo.

—Philip...—Le dijo para después besarle la frente.

Seguía atesorándolo con la mirada viendo como hacía unos gestos muy tiernos hasta que de pronto recordó que Eliza seguía yaciendo en la cama y su necesidad de saber cómo se encontraba volvió, por lo tanto inmediatamente caminó hacia ella y con una mano tocó la suya.

— ¿Eliza?—La llamó, para después ver como se movía al haber escuchado su voz, haciendo que soltara un suspiro de alivio sabiendo que eso significaba que estaba bien.

— ¿John? ¿Ya lo conociste?—Preguntó ella mientras sonreía débilmente.

—Sí, de hecho lo estoy cargando ahora mismo. —Dicho eso se inclinó para mostrarle al niño, quién ya había abierto los ojos.

Unsatisfied [HIATUS] Where stories live. Discover now