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Había olvidado lo que se siente estar en guerra, la adrenalina que corre por tu cuerpo con el miedo y la rabia que produce un sin número de sentimientos.

Ese momento que tienes que luchar y defender tu vida o la de alguien inocente , ese instante donde la razón y el buen juicio se van a lo más profundo de tu mente y sale esa otra naturaleza salvaje y cruel que traes dentro , con una sola intención:

matar.

Una motivada por el dolor y el ansia de acabar con lo que te ha hecho daño.

Fue eso mismo lo que sentí cuando esa misma noche un aullido hizo que me levantara de la cama de un brinco , al inicio pensé que era solo parte de alguna pesadilla. Pues desde el encuentro furtivo con Cristofer no había dejado de pensar en el lobo ,incluso en soñar con él. Tenía la mente vuelta un ovillo de lana. Lleno de enredos.

Pero un segundo rugido , fuerte, claro y agonizante me indico que todo era real y que estaba ocurriendo.
Me lance de mi cama en segundos, trate de ponerme la ropa necesaria para salir de encubierto y tomé dos de mis armas. Dos lanzas de acero retractiles, afiliadas, enganchadas sobre un armazón sobre mis antebrazos. Dos de mis favoritas ya que me daban libertad de movimiento, aerodinámica y sobre todo eran mortales.

No había escuchado nada extraño ni diferente en la noche , aparte del claro aullido que me despertó , pero una vez abrí la puerta de mi casa. El caos golpeó mi rostro.

Había gente muerta alrededor y las llamas empezaban a consumir varias de las casas vecinas.

-¿Qué diablos?- espete atónito.

El primer hombre que intento retenerme ,le corté la garganta y seguí mi carrera.

No reconocía el aullido que resonaba en el aire. Pero era un lobo pidiendo ayuda.

Unas casas más abajo , note la gravedad del asunto. Los civiles corrian de un lado a otro, tratando de correr de sus atacantes. Hombres de uniforme y otro más siendo lobos .

Reconoci ese uniforme, pues eran los mismo hombres que ha me habían dado mala espina. Los malditos lobos de Tate.

No había sido un ataque desde afuera. Las tropas ya estaban alojadas dentro. Por ello no se había sentido el ataque. Nadie se había dado cuenta de nada ,por lo menos no hasta que ya sintieron las garras en sus cuellos.

Yo no había sentido nada, no había escuchado nada. Era seguro que ese aullido había alertado a toda la población.

-¡Mierda!- espete al ver como uno de los soldados se dirigían hacia mi y otro hacia una mujer con su cachorro.

Golpee al lobo que venía hacia mi y de un giro rompí una de sus patas. Luego corte su cuello .  Corrí hacia la mujer, quitando al otro patán de su lado.

Enterré con demasiada fuerza el cuchillo, viendo como la vida dejaba sus ojos.

Atacar a toda una manada mientras duerme es uno de los ataques más bajos y crueles. Sin nada de honor y por eso todos merecían morir de igual forma.
Una vez solté el cuerpo me dirigí hacia la señora que estaba detrás de mí con su cachorro.

-¿Y todas las personas?¿Qué les ocurrió?- pregunté rápidamente.

- algunos de nuestros soldados lograron sacar a algunas personas , los llevaron hasta la bodega a las afueras de la ciudad. Me ...me dijeron que fuera hasta allá. Pero no , no... alcance a salir y .... esos hombres incendiaron mi casa - las lágrimas de la mujer corrian por su rostro.

desgraciados.

-¡Escuchéme ! ¿Es capaz de llegar hasta allí ?- le pregunté

- no me deje sola - susurro la mujer en un evidente tono de nervios. La cría que llevaba en sus manos no tenía más de unos meses.
Me pase la mano por la cabeza sin saber que hacer. Todo el lugar se veía destruido.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora