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- funciona , por favor , funciona - le rogaba al calentador de la vieja casa que sería mi hogar por mucho tiempo.

- Vamos , funciona -

Lo único que quería cuando llegue y descubrí la maldita casa que V me había dado, era darme un baño caliente. Solo eso.

Pero adivinen , no funcionó.

Por eso estaba aquí ,con una lámpara en la boca , a la media noche . Reparando los alambres viejos y algunos corroidos de toda la calefacción de la casa. Empezaba a notar que el problema no solo era de mi casa. Era en general para todo el pueblo. El voltaje que llegaba era demasiado alto para los electrodomésticos , se necesitaba al menos otro transformador para el fluido eléctrico que llegaba al pueblo. Sí esto seguía así. Posiblemente ocurriría algún accidente o un incendio. Tendría por lo menos que hablarlo con Roche para que hicieran algo al respecto. No entiendo como han vivido con este problema .

Encendí la llama en un último intento y el calentador funcionó .

-¡Si !- grité a buen pulmón.

La vida era una desgraciada . Yo sólo pedía algo bien por una vez en mi vida y sí que me había costado conseguir lo.

Corrí hacia la ducha y me quite toda la ropa que llevaba encima en un abrir y cerrar de ojos.

El agua caliente era el paraíso en la tierra.

-¡Ahh!- suspire con placer.

Cada vez que sentía el calor en mi piel recordaba la primera vez que probé el agua caliente en un baño.

Y eso fue cuando tenía siete años.

Yo era un crío muy loco. Me andaba el pueblo de punta a punta todos los días. Me hacía la vida y me divertía mucho. No tenía ley . Así que hacia lo que me daba la gana. Para ese momento el general del consejo y el líder de las tropas más fuertes de lobo reunía cada semana la solicitud de varios candidatos de todas las edades para comenzar el entrenamiento en el consejo. Eso era el honor para cualquier hombre lobo. Y no se necesitaba ningún estatus o dinero para entrar. Solo necesitabas pasar el examen. Y era un examen infernal. Muchos se preparaban años para pasar las pruebas del general.

A mí en cambio me gustaba ver para reírme mucho de las caídas de todos allí. ¡Vamos , era un niño ! Y todo era muy divertido con esas armas y todos corriendo y cayendo en las trampas obvias del general.

Yo me colaba cada semana para poder ver . No podía dejar que ninguno me viera o sintiera mi olor. Debía ser cuidadoso y extremadamente silencioso . Siempre planeaba alguna estrategia , y cada vez mejoraba en ello. Además de que también debía tener cuidado con las cámaras.

Aún así me arriesgaba solo para tener mi dosis de diversión .

Recuerdo esa vez que V llegó al entrenamiento solo para saludar a los que habían pasado a una de las pruebas más duras. Solo habían dos chicos. Dos felices y muy orgullosos chicos. Ella se veía tan bonita y elegante en su traje blanco, el cabello recogido y esa mirada amable.

Ella era la personificación de lo que era una madre. Así creía yo en ese momento de mi vida que todas las mamás se veían. Yo no tenía una. Pero así pensaba que debería ser.

Esa vez V giró su vista hacia mi , no logro verme, pero supe que ella había sentido algún leve movimiento. Tuve mucho miedo. Pero no me moví ni un milímetro. No respire por unos buenos segundos hasta que ella desvío su mirada. Sabia que debía huir. Pero tampoco podía ser tan obvio y tirarme a la calle. Allí sería el primer lugar que buscarían . Así que fue esa la primera vez que entre al castillo del consejo superior. Y seguí entrando desde que descubrí lo rica que era su comida. Todo era sobras que dejaban algunos de los soldados y oficiales. Mucha de esa comida limpia y ordenada. Eran muy cuidadosos. Pero siempre quedaba algo en las ollas . Así que yo aprovechaba , también me paseaba por los corredores en las noches y entraba a algunos de los cuartos de armas.

SilencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora