Malasaña

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Simplemente eras la típica persona con la cual pasearías horas y días  perdiéndote entre las calles de Malasaña y al encontrar el camino a casa volverías atrás para desordenar de nuevo tus semanas.

Eras el verso perdido entre tanto delirio, la parte que me faltaba para ordenar el puzzle de mi alma, también mi parte favorita de la canción, esa donde llorabas de emoción o de rabia.

Eras el cantar de los pájaros a las 6 de la mañana anunciando un nuevo día lleno de esperanza, en cambio yo era el precipicio y tú eras la mano que me sujetaba para que no resbalara, aún así también me apuñalabas cuando menos te necesitaba.

Rabia, ira y amor, todo dentro de tu corazón. Guardado bajo llave con total precaución.
¿Pero sabes qué? Sin quererlo te lo han extraviado y no han sido otras que mis pezuñas de guepardo.

Esas mismas que te arrancaban a trozos la tristeza cuando te sentías atrapado y no veías a otra salida que no fuese un disparo.

Que hemos sido nuestra salvación y nuestra propia perdición, que para algo nos llamaban los amantes de las ruinas porque cuando estábamos  hechos añicos en vez de comernos a besos nos matábamos a versos para luego ahogarnos en un mar de aspirina.

Aún así mi barco ha naufragado demasiadas veces en tus ojos, esos de cristal que veían el mar como una forma de amar.
Y así me amaste como un suicidio de alcantarilla en el que solo te ahogabas con tu propia saliva.
Así tan rápido y preciso te fuiste de mi vida, bala perdida.

Chico Huracán,
Lady Madrid

Moi-même ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora