Vísceras

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Aguantando, los puntos de silencio entre la espada y el cielo.
Las caras descompasadas creando la más magnífica imagen, obra, vírgenes y ángeles.
Hablando de La Luz y la noche, del reproche de almas cruzadas.
Sentir sin remanso,
tocar el abismo del aguado llanto y querer sin poder al unísono de un coro aldeano.
Perderse entre las manos mugrientas de niños infectados de peste por la hiedra venenosa del pueblo.
Queriendo y sin poder los gritos de los afligidos mueren en el atardecer.
Me tocan la cara me retuercen las oblicuas canas del mañana.
Y me matan, poco a poco las ganas dejándome sin aliento
para soportar la ausencia del viento.

Moi-même ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora