Capítulo 4

67 9 0
                                    

Adeline street era una tienda a la que Billie y Adrienne estaban asociados. En los momentos en los que decidía esconderse de la sociedad, Billie siempre iba ahí. ¿Por qué? Él no lo sabía. Allí pasaba bastante gente, pero solo un verdadero fanático lograba reconocerlo con esas gafas. Además ¿qué iba a estar haciendo Billie Joe Armstrong en una tienda de ropa? 

Sin embargo, pese a que normalmente la tienda estaba llena los fines de semana, ese fin de semana fue la excepción. No pasó casi nadie, lo que le dio bastante tiempo a Billie para seguir con la historia e intentar mezclar notas para hacer una melodía. 

Una niña pasó por enfrente de la tienda. No tendría más de quince años. A Billie le resultaba conocida, pese a nunca haberla visto. Tenía el cabello oscuro, llevaba un bolso en su mano y se detuvo en la ventana a ver la ropa. Claro, aunque quisiese no podría ver a Billie desde ahí, ya que lo tapaban los colgadores. La niña levantó la vista para ver el nombre de la tienda. Pareció haberlo leído y estaba a punto de entrar cuando miró súbitamente a otra parte. Parecía que la llamaban a otro sitio. La niña se fue un tanto decepcionada y dejó a Billie con sus pensamientos de nuevo. 

Sonó la alarma del reloj de Billie. Eran veinte para las siete. Tenía el auto estacionado a dos calles así que si se quería ir con toda calma, tenía que irse ahora. Tomó el cuaderno y lo guardó en la mochila que llevaba a todos lados. Se puso bien las gafas, colocó el cartel de cerrado, cerró la tienda y salió. Iba a mitad de la cuadra, guardando sus cosas, cuando chocó con alguien, haciendo que se le cayera la mochila abierta que llevaba en la mano, mientras que a la persona igual se le cayó un bolso con cosas abiertas. Durante el segundo del choque a Billie le pareció sentir una fuerza extraña en su interior… 

-Crap- dijo la persona con la que chocó, mientras él decía ‘Fuck’. 

-Perdón, fue mi culpa- dijo Billie, mientras la niña recogía sus cosas. Ella levantó la vista y se quedó asombrada. 

-Bi… ¿Billie Joe?- preguntó ella. Tenía un poco de acento, pero él no sabría decir de donde. 

-El mismo- dijo Billie abatido. Era la misma niña que había estado fuera de la tienda. Al parecer iba de vuelta a la tienda. -Si te interesa ya cerramos la tienda- 

-*Sabía que eras tú…*- dijo en un lenguaje que él reconoció como español. Pese a no hablarlo, podía reconocerlo. La miró con intriga y ella se dio cuenta de que había hablado en otro idioma -Perdón… llegué hace dos días y aun no me acostumbro- 

-No hay problema- dijo Billie ayudándola a recoger sus cosas. Entre ellas había una carpeta en la que estaban él y los chicos. -¿Cómo supiste que yo estaba en la tienda?- 

-Bueno… si Adeline es el nombre de la grabadora que tienes con tu esposa, creí que si la tienda se llamaba así había una posibilidad de que fueras tú- dijo ella con simpleza. No le costaba mucho el idioma, pero tenía que parar cada tanto para buscar las palabras que necesitaba. 

-¿Es mi idea o las gafas no sirven de nada? -preguntó Billie, levantando la carpeta. Por desgracia, estaba abierta y una serie de papeles cayeron -Lo siento- dijo él nuevamente. De inmediato se dio cuenta que eran partituras y acordes y bastantes imágenes, aparte de una serie de papeles escritos a mano. 

-No hay cuidado… por cierto, me llamo Amelia -dijo la niña, recogiendo parte de los papeles- Escucha… sé que esto debe ser molesto y todo lo demás, pero… me darías tu… *como se dice…*- 

-¿Autógrafo? -le dijo Billie, titubeante. 

-Si, eso -dijo Amelia, algo más feliz. 

-Claro -dijo Billie. Amelia sacó un papel de su carpeta y le pasó un lápiz a Billie. 

-Ya en serio, ¿cómo supiste en la calle que era yo?- le preguntó un Billie fingiendo estar molesto, a la vez que le pasaba un autógrafo. 

-Pelo, voz, tamaño y llevabas gafas estando nublado -le dijo ella con una sonrisa-Gracias -le dijo una vez visto el autógrafo. Decía “De Billie Joe para Amelia de Chile”- Espera… ¿cómo supiste de donde venía?-

-Porque entre todas tus cosas se cayó tu identificación -dijo ahora sonriendo él ahora. Se sacó las gafas dejando a la luz sus ojos verdes, que en ese momento reflejaban su tristeza. Al parecer Amelia había notado algo. 

-¿Te pasa algo? -le preguntó al ver sus ojos- Te ves triste

-No es nada -dijo Billie- problemas con mi familia -y en ese punto, él no aguantó más y empezó a contarle todos sus problemas a una completa extraña, que seguía pareciéndole conocida. Entre tanto, ambos iban caminando hacia donde él tenía el auto y a ella la esperaba su madre.

-Bueno -dijo Amelia, a la cuadra siguiente- Yo creo que estás haciendo lo correcto… lo más probable es que ella ya no te ama-

-Ese es el problema -dijo Billie, abatido- Una parte de mí sigue queriéndola-

-Que triste -dijo Amelia, también triste- Bueno… aquí me voy o mamá me matará -dijo señalando la calle a la izquierda. Billie la miró a los ojos, intentando recordar de donde la conocía- ¿Qué? -preguntó Amelia cuando él la observaba. Esos ojos verdes la hundían…

-Nada… -dijo él- Escucha… si quieres podemos seguir esta conversación-

-¿En serio? Me encantaría -dijo ella, un poco más alegre.

-Anda a esta dirección el martes, de las 10 en adelante -le dijo Billie, sacando una hoja de su cuaderno y anotando la dirección. No podía explicar por qué, pero se le hacía más fácil hablar con una niña que con sus mejores amigos. Bueno, también iba a hablar con Mike y Tré, pero por alguna razón tuvo la necesidad de compartirlo con esa niña.

-Gracias Billie -dijo ella -Nos vemos-.

-No, gracias a ti -le dijo él- Hasta el martes-

Y ella se fue rápidamente hacia la izquierda mientras él seguía derecho hasta el estacionamiento. Una vez en el auto verificó la hora. Mierda, diez para las siete… pensó. Aceleró y fue en el límite justo de velocidad y alcanzó a llegar a las 7 en punto

-¿Con quién estabas? -le preguntó su madre a Amelia cuando la alcanzó en la tienda- Estaba preocupada-

-Veamos… ¿cómo te explico?- empezó Amelia -Él tiene 31 años, cumple los 32 en febrero, actualmente lleva el pelo negro y tiene unos ojos verdes hermosos -dijo Amelia, puntualizando con los dedos- Ah, y se llama ¡Billie Joe Armstrong!-

-*¿Qué?*- dijo su madre. La sorpresa le había borrado el inglés de la cabeza -*Estás bromeando…*-

-No, no lo estoy… mira- y Amelia le mostró el autógrafo -Y me invitó para el martes de diez en adelante a esta dirección- y le mostró el papel.

-Increíble -dijo su madre, revisando el papel- Simplemente increíble…-

-Dios me ama -dijo Amelia, con una sonrisa

Good riddance (Insomniac for life)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora