Capítulo 6

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De acuerdo, ese no es su lugar, como Brad no era su padre. Sus amigos eran unos hipócritas. A nadie le importaba nada. Nada. Absolutamente nada, aunque les importaba lo que pensaran de ellos. No les importaba lo que le ocurría a otros. Solo les importaba su propia felicidad. No les importaban los niños abandonados, no les importaba lo que ocurría a su alrededor, solo les importaban ellos mismos y el modo más fácil de conseguir drogas baratas.

-¿En serio no quieres?- le decía uno de sus hipócritas amigos a Jesus, mientras le ofrecía un poco de cocaína.

-No, yo paso- contestó. No tenía ganas de consumir drogas con ellos.

-Andas raro amigo- le dijo una de sus amigas, Tunny -Ya no quieres hacer nada y apenas hablas-

-No lo sé- le dijo Jesus -Es que he estado pensando que quizás este no es mi lugar-

-¿De qué hablas?- le preguntó Tunny, curiosa y algo mareada debido al efecto de las drogas.

-De que quizás esta ciudad de mierda no es para mí- contestó.

-¿De qué estás hablando, imbécil?- le dijo su amigo, que drogado era más agresivo e idiota de lo normal. -¡Claro que eres de aquí! La gente como nosotros no pertenecemos a ningún otro sitio, Jesus, ¡nosotros somos de los suburbios, somos de la pobreza, no podemos salir de aquí!-

-¡Te equivocas!- le contestó Jesus, poniéndose de pie -Hay una manera, lo sé-

-¿De que hablas? No se puede. Somos de aquí. Este es tu hogar- dijo otro de sus amigos que estaba más volado que el resto.

-¡Están llenos de mierda! ¡Son unos hipócritas! ¡Toda la vida me han hecho creer que estoy anclado a este lugar, y no es así! ¡Sé que hay una manera de salir de aquí y lo haré!- y sin más se paró.

-¡Jesus!- le gritaba Tunny a lo lejos, pero él siguió andando, ignorándola. -¡Estás loco!-

-Quizás- dijo él

-Jesus- dijo Tunny, corriendo para alcanzarlo -Quizás lo que sientes no tiene nada que ver con donde vives... quizás tiene que ver con que no estás contento contigo mismo.

-¿Qué quieres decir? ¿Qué vaya a terapia para reencontrarme?-

-¡Es mejor que irse a la ciudad!- le dijo ella.

-Si... tienes razón...-

Jesus estaba en la sala de espera de la psicóloga. Tunny le había conseguido una cita y no podía desperdiciarla. Jesus detestaba a los profesionales, pero en este caso haría una excepción con tal de librarse de ese vacío existencial que lo llenaba.

-Jesus -llamó la secretaria. Miraba extrañada la ausencia de apellido, pero no hizo ningún comentario- Jesus, la psicóloga te atenderá ahora

-Gracias -dijo este, algo aburrido. Llevaba esperando algo así como media hora, pero a él le había parecido una eternidad.

Entró por una puerta y se encontró con un sillón vacío y otro ocupado con una tipa de pelo rubio y largo. "Esa tipa debe ser la psicóloga", pensó Jesus. "Pero claro que es la psicóloga", dijo una voz que siempre pasaba por su mente y sonaba mucho más fuerte que el inocente Jesus, "quien más iba a estar aquí, pedazo de imbécil".

-Buenos días, Jesus... -empezó la psicóloga, buscando el apellido-.

-Del Suburbio -terminó Jesus- no uso mi apellido.

-De acuerdo Jesus del Suburbio -dijo la psicóloga-, cuéntame, ¿por qué viniste?

-Porque una amiga cree que estoy loco y probablemente tiene razón -dijo él- además me he sentido vacío últimamente

Good riddance (Insomniac for life)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora