DIA 3: NIEVE

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DIA 3: NIEVE.

La reunión de los altos mandos había acabado.

Gaara acababa de informar sobre la última reunión que había tenido con los kages de la alianza shinobi, donde hablaron del avance de la post guerra y temas relacionados a Kaguya.

Una reunión que se había efectuado en el País del Hierro.

Todos los ancianos se habían retirado y solo quedaron los hermanos de la arena, recogiendo los papeles que habían usado en la misma.

Bueno, estaban ellos y una persona inesperada, que parecía que se había quedado a propósito.

― Oh, Ann-san, aun esta acá ¿Será que me estas esperando? ―emitió un tanto ilusionado Kankuro, con un leve colorete en su rostro sin maquillaje―. Dame unos minutos, y estaré contigo...

― No estoy esperando por ti, castaño baboso ―le cortó la rubia con seriedad―. Estoy esperándolo a él ―señaló a Gaara con su mano―. Hay algo que quiero hablar con él en privado.

―Ah, debí suponerlo... ―dijo desanimado el marionetista, mientras con el dedo índice de una de sus manos, tocaba la superficie de la mesa de reuniones, a manera de hacer pequeños círculos a modo de pena.

Temari, indiferente a la situación, agarró un pilar de papeles y se marchó de escena.

El Kazekage se quedó unos segundos pensando en que era aquello de lo que quería hablar la Taiyō.

"Parece ser algo de suma importancia, si no su rostro no se vería tan fatigado" ―pensó este, mientras la miraba con cierta expectativa.

― Esta bien, tengo mucho que hacer, pero sacaré unos minutos para discutir lo que me quiera decir ―dijo de manera razonable―, pero... ¿sería tan amable de ayudarnos a llevar el pilar de documentos restantes?

― ¿Ah? ¿Crees que alguien de mi status hará como asistente? Conoce tu lugar Kazekage, que mala broma ―emitió indignada esta, ya que, como líder del cuerpo médico, jamás había llevado papeles a cuestas. Eso era trabajo de los asistentes y genins.

― Como prefiera, solo aclaro que, si todos estos papeles no se encuentran juntos en mi despacho, no estaré disponible para atender consultas de cualquier tipo, y tendrá que esperar ―explicó con sutileza el pelirrojo, para luego salir del lugar, con papeles en mano, secundado por un tanto perplejo Kankuro.

― ¡¿Acaso me está chantajeando Kazekage?! ―articuló la rubia molesta, ante sus palabras.

― Por supuesto que no, solo es una sugerencia ―le respondió a lo lejos el pelirrojo, de manera apenas audible.

Anngelius apretó los puños con rabia. Era molesto y rozaba su orgullo, pero si no lo hacía, tardaría más tiempo en llegar a su objetivo.

Soltó un bufido de indignación, para luego tomar la pila de documentos que restaba y salir detrás del odioso pelirrojo y su pandilla.

Kankuro casi soltó sus papeles, de la sorpresa de que la Taiyō los siguiese.

Se acercó a Gaara de manera escurridiza, mientras seguían caminando.

― Tienes un don para persuadir a las personas, tiene que enseñarme a cómo hacerlo, uno de estos días ―le susurró este con cierta gracia―. Así me sería más fácil cortejar a Ann-sama...

Gaara lo miró de reojo un tanto abobado y confuso por lo que le decía.

― Kankuro, entiendo que ella te agrade, pero creo que actualmente le desagradas al igual que yo ―le respondió este con sinceridad―. Y yo solo soy sincero, no hay ningún truco o don detrás de ello...

ESTO NO ES UNA CRÓNICA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora