Me acabo de despertar... No sé qué hora es ni nada... Me he frotado los ojos para intentar ver en la oscuridad. Nunca antes he estado en este sitio. ¿Dónde se supone que estoy? Sólo recuerdo que fui a la fiesta y también me acuerdo de lo de Jimin. Quiero levantarme pero no puedo, ¡algo o alguien me está agarrando!
He girado la cabeza bruscamente para saber quién era, y me ha salido un grito asombroso. Creo que me escucharon hasta en Polonia...
Yo: ¡AAAAAAAAH!
Y no es porque quien estaba allí me diese miedo, sólo... Fue una reacción extraña...
Jimin.
Abrió sus ojos de inmediato. Yo me dejé caer en la cama en la que estaba anteriormente, aliviada de que sólo fuera él y de que nadie me hubiera raptado.
Aún llevo el vestido azul...
Jimin: Buenos días.
Sonrió mirándome.
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Yo: ¿Ho-hola? ¿Qué hago aquí?
Jimin se dio la vuelta y se sentó en su cama.
Jimin: Pues te quedaste dormida nada más entrar en el coche, así que no quise despertarte y te traje a mi casa, te dejé en mi cama y seguiste durmiendo.
Yo: Ah, bueno, gracias...
Jimin: Siento que hayas tenido que dormir con el vestido, pero no quería... Bueno, ya sabes.
Yo: Sí, claro, no te preocupes.
Esto es muy incómodo. Cierra la boca ya si no quieres que me ponga roja.
Jimin: Bueno, yo me voy a duchar, te puedes duchar tú también si quieres y luego vamos a desayunar.
Yo: Pero si no tengo más ropa aquí. Va a ser mejor que me vaya a casa ya.
Jimin: No. Yo te prestaré ropa y ya está.
Sin decir nada más, abrió el armario y sacó toallas para luego dármelas.
Me indicó dónde estaba uno de los baños y después, volvió al armario para darme ropa.
