Jimin: Porque bueno... Tú hace unos días también me ponías muy nervioso.
Yo: Oh, pues lo siento mucho entonces...
Jimin: No, si tú no tienes la culpa. Bueno, en cierto modo sí; pero no intencionadamente, ¿sabes?
Yo: Creo que... ¿Sí?
Jimin sonrió mirándome y luego bajó la vista.
Luego cambió el tema de conversación.
Jimin: Me voy a teñir el pelo.
Yo: ¿Qué? ¿Por qué?
Jimin: Bueno, si no quieres... No lo hago.
Yo: No, no. ¿De qué color te lo teñirás?
Jimin: Creo que castaño.
Yo: Seguro que te queda bien.
Jimin: Eso lo veremos el miércoles.
Yo: ¿Lo harás mañana?
Jimin: Sí.
Yo: Estoy ansiosa por verlo.
Jimin: Oye.
Yo: ¿Sí?
Jimin: Vamos a comprar chuches. Tengo hambre.
Yo: Vale, me parece bien, vamos.
Anduvimos hasta una tienda de dulces que había cerca del parque y Jimin compró varias cosas. No me dejó pagar nada, y dijo que lo compartiría todo conmigo.
Después nos sentamos en un banco y empezamos a comer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Se estaba haciendo tarde, así que no pude quedarme mucho más.
Yo: Jimin, lo estoy pasando muy bien. Pero ya es tarde y debo irme a casa.
Jimin: Sí, sin problema. Te acompaño hasta tu casa.
Le sonreí y comenzamos a andar hacia mi casa.
Enseguida llegamos.
Jimin: Así que esta es tu casa.
Yo: Sí.
Jimin: Bueno, pues hasta... Mañana.
Yo: Hasta mañana Jimin.
Jimin sonrió de lado y agitó su mano para despedirse.
Jimin: Iseul.
Yo: ¿Qué pasa?
Jimin: ¿Te gustaría venir mañana también?
Yo: Sí, claro.
Y entré en casa, aún con la imagen de la sonrisa de Jimin en mi cabeza.
