EL DEMONIO DE UNA SIMPLE PRINCESA

Epílogo.

La mañana llega al castillo. El sol resplandece sobre el hermoso cielo azul. La brisa levanta unas cuantas hojas y las hace volar.
Una hoja seca y marchita recorre el castillo, el viento la ayuda a llegar a su destino. Se posa tan delicadamente sobre el cadáver de un hombre con cabellos dorados y con el vientre grotescamente abierto.
Aún se oyen algunos sonidos de la lucha de espadas. Uno que otro niño aún grita mientras un tipo le corta la garganta. Una bella granjera está debajo de un sujeto que la viola y le rompe los dientes para que no siga gritando, y ahora ya no es tan bella.
Los asesinatos aún continúan pero ya no son muchos. La mayoría de personas que vivían en el gran castillo de la Casa Keyweather está muerta. Están por todas partes. Tirados sobre el suelo. La sangre está por todas partes. El hermoso día ha comenzado con muerte, y su olor impregna el ambiente.
Se oyen pasos sobre la piedra. Alguien parece venir corriendo. Un caballero joven trata de alcanzar a otro de tez oscura, con la nariz rota y la mirada dura.

- Ha salido como esperaba, Lord comandante. Todos han muerto, y los que intentaron escapar fueron atacados por nuestros mejores arqueros. Colgamos a la Reina como se nos dijo. Lo hubiera visto, primero algunos hombres se ocuparon de ella y cuando nadie más la quería la ahorcamos del marco de la gran puerta que hay en la biblioteca, donde fue a esconderse. El príncipe Daven no tardará en volver con el cadáver de la princesa Arianne.
- Encárguese de avisarme en cuanto llegue, recojan los cadáveres y quémenlos en el bosque antes que el sol se ponga.
- ¿Y qué haremos después, señor?
- Esperar la decisión del hombre que nos trajo aquí, muchacho. Esperar.

Más pisadas.
Y risas, los caballeros regresaban con sangre en sus armaduras. Algunos venían con heridas causadas por las víctimas que opusieron resistencia. La mayoría sonreía y tenía la sensación de victoria en el cuerpo.
Antes del medio día llevaron los cadáveres al bosque. Los apilaron como pudieron, les rociaron aceite y los quemaron. Observaban felices mientras el humo incendiaba grandes árboles y ayudaba a la causa. Se sorprendieron un poco al no encontrar a su príncipe.
El día estaba dejando paso a la noche, y decidieron regresar creyendo que Ser Daven ya habría regresado.
Alguien les dijo que se reunieran en el Gran Salón para beber, y uno a uno fueron allí.
El día estaba acabando.
Un hombre viejo quedó rezagado y le encargaron que cerrara la entrada.
Se lamentaba no estar bebiendo cerveza como los otros. Maldecía.
El día estaba acabando.
Las estrellas salían a brillar en el cielo. El hombre estaba a punto de cerrar la última puerta cuando un escalofrío recorrió su espalda. Sus ojos lo vieron y su corazón lo sintió.
Una hermosa joven de cabellos dorados estaba ante él, con una espada dorada entre sus finos dedos.
Un monstruo se alzaba detrás de ella. Lo siguiente que vió sólo fue oscuridad.  Lo último que escuchó fue la madera crujir. Lo último que sintió fue la sangre que corría sobre su pecho...

FIN...

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Muchas gracias a todos los gatos que me han leído, esta historia sólo iba a tener un capítulo pero al final fue un poco más larga... aunque algunos capítulos hayan sido relleno (sí, lo admito).
Es la primera historia que termino, y quizá tenga muchos errores, pero he dejado de dormir por terminarla (amo dormir así que ha sido un verdadero sacrificio).
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Otra vez GRACIAS por leer...

Mercydreamer ⭐