Ocho

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Todo sucede muy rápido y a la vez tan lento. Siento las risas en el bosque y frío en el cuerpo, veo sus alegres rostros, el aire parece irse de mis pulmones. Daven sonríe con esa cruel sonrisa y sigue introduciendo la gran espada en mí con la seguridad de poder matarme. Sangre brota allí donde tengo enterrada el arma.
Oh Daven, siempre has sido un maldito monstruo, siempre has sido tan poco.
Dejas el arma sobre mí. La dejas como un recordatorio. Me devuelves lo que es mío. Y la vida parece abandonarme, retrocedo en vano en busca de ayuda. Mis fuerzas se van lentamente y todo se ve muy borroso. Y ambos ríen muy felices, ambos ríen mientras yo caigo.

<<¿puedes escucharme?>> digo en mi cabeza con el propósito que sólo me oiga él.
Las risas se oyen aún en mis oídos y ellos parecen hablar pero yo no logro entender ni una palabra. El bosque está completamente oscuro aquí donde estoy. El aire es muy pesado y levanta las hojas.

<< Yo podría ayudarte...>>

Estoy tan débil que no sé si todo esto es real, toco la sangre ahí donde brota caliente. La espada me atraviesa el corazón y mis latidos se van apagando.

<< ¿Qué necesitas... para... hacerlo?>>

El viento sopla muy despacio y las caras de Daven y Charlotte se distorsionan en mis ojos.

<<Dame tu cuerpo, dame tu vida... Déjame salir y te ayudaré, pequeña.>>

A penas y lo escucho, cada vez respirar cuesta más. Y la voz de mamá se escucha en mi cabeza.
<<Promete que nunca lo dejarás salir... ni por un momento...>>dice tan suave.
Mamá, las promesas no valen nada. Prometí no dejarlo salir mientras aún quede vida en mí, pero creo que ya estoy muerta...tú estás muerta, y papá...todo el mundo... Ya no puedo mantener esa promesa.
Mis ojos se acostumbran a la oscuridad que me rodea, y lo siento. Es él. Está frente a mí. Sonriente. No distingo algo más que no sea su presencia. Las fuerzas se van de mí...

<< Tienes que tocarme, Arianne... Tienes que tocar mi corazón...>>

No pienso en ninguna otra cosa, sus ojos me hipnotizan y su voz me envuelve. Me arrastro lentamente todo lo que puedo, estiro la mano en busca del corazón de la bestia en la oscuridad. Mis dedos parecen hundirse sobre una piel fría y un tanto pegajosa, siento sus latidos en mis dedos y cierro el puño alrededor. El odio consume mi corazón y soy oscuridad...
Abro los ojos de golpe.
<<Dime Daven, si acabas de matarme...¿por qué yo no puedo hacer lo mismo?>>

EL DEMONIO DE UNA SIMPLE PRINCESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora