El Vampiro y el Alfa

Sorpresas y Castigos

NOAH

Abrí los ojos y me encontré en una habitación oscura, fría y pequeña, parece más como una celda, no puedo oír tampoco nada, ni una mosca se puede escuchar dentro de este sitio, la pregunta es; ¿Donde estoy? Recuerdo que estábamos en la playa disfrutando de un día tranquilo y de repente... ¡No puede ser!

Intento levantarme de lo que parece ser una cama bastante cómoda al parecer pero unas cadenas me retienen a la cama haciendo que una fuerza de presión me devuelva al colchón, miro a todas partes y es cuando la sabana que cubre mi cuerpo cae al suelo haciéndome ver que estoy completamente desnudo, ninguna tela de ropa cubre mi cuerpo, sinceramente es lo que menos me importa ahora, El Consejo nos había atrapado a mí y a mis hermanos, pero ellos no están aquí conmigo así que deben de haberlos puesto en otra habitación. Sigo sin entender por que nos echan a nosotros la culpa de la muerte del antiguo Consejo, esto no tiene ni pies ni cabeza, en fin... Lo que me preocupa ahora es salir de aquí y rescatar a mis hermanos para largarnos de este sitio, Ethan y los demás deben estar muy preocupados, ni siquiera nosotros sabemos donde estamos, puede que estemos dentro del país o en otro continente, maldición...

Con ayuda de mi fuerza consigo romper las cadenas que me tienen aprisionado, cojo la sabana de la cama y me la enrollo en la cintura para tapar mi cuerpo, estas cadenas no me retendrán aquí. Me dirijo hacía la puerta y esta fuertemente cerrada, pego unos puñetazos pero ni con esas se abre, intento ver otra vía de escape pero solo veo una ventana con barrotes y aunque haya roto las cadenas seguro que las ventanas están mejor reforzadas

-¿Donde demonios me han traído? Tengo que salir de aquí como sea y buscar a Matt y Sarah - por mucho que intento darle vueltas no encuentro ninguna solución para escapar de aquí, a no ser que me transforme y consiga romper la puerta

-Eso no te funcionara querido lobo - una voz se escuchó tras la puerta, lo que me hizo adoptar una pose de defensa para quien quiera que entrara en la habitación

-¿Quien eres?

-No te asustes querido, voy a entrar y procura no hacer ningún movimiento raro o lo pagarás muy caro - por el momento no pienso hacer nada hasta descubrir donde estoy así que tengo que esperar - Así me gusta, quietecito y no te muevas

-Entra de una vez para que puedas comprobar mis colmillos en tu carne

-Tienes actitud, eso me gusta - la puerta fue abierta y una mujer entró acompañada de un chico mas o menos de mi edad, la mujer sonría como si hubiera ganado algo y me da la sensación que se cree que ha ganado contra nosotros pero esta muy equivocada, el chico me mira con una mirada muy lasciva y eso solo me produce mas asco

-¿Quienes sois? ¿Y donde estoy?

-¿Acaso no te acuerdas de que el Consejo os atrapo a ti y a tus hermanos por los crímenes que cometisteis contra el Consejo?

-Ya volvemos con esas, como le dije a tu estúpida compañera nosotros no fuimos quien mató al antiguo Consejo, fueron Licaón y los demás, así que en vez de hacer la gilipollas aquí deberíais perseguirlos para matarlos porque créeme que están haciendo algo que nos van a perjudicar a todos

-¡Silencio! - la mujer alzó su mano contra mí y una gran corriente de aire me empujó contra la pared, mi espalda dolía pero aún así me levanté para enfrentarla

-¡No te atrevas a enfrentarte a mí, mujer, o te arrepentirás! - corrí hacía ella pero el chico que estaba con ella se adelanto y de una fuerte patada me volvió a tirar al suelo, tosí un poco de saliva por el golpe pero aún así conseguí volver a levantarme

-No tienes ningún derecho a encarar a mi señora así que estate quieto y no vuelvas a hacer ninguna tontería - la voz del chico me hizo querer bajarle los humos de tanta prepotencia