Capítulo único

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"Él es un desconocido que me resulta muy familiar..."



Yixing soltó un suspiro silencioso mientras una de sus manos se aferraba al alfeizar de la ventana y con el dedo índice de la otra persiguió una figura en movimiento al otro lado del cristal. De aquí, para allá, como una hormiga bajo la lupa de un niño sádico, cada vez que estaba a punto de tocarlo, la figura corría hasta el otro extremo.

A tres pisos y una calle de distancia, casi podía escuchar los jadeos de esfuerzo cada vez que su brazo se balanceaba para golpear la pequeña esfera verde fosforescente. Casi podía ver las gotas de sudor desprendiéndose de su cabello claro decolorado. Casi podía sentir su respiración agitada golpearle el pecho. Casi.

Tal vez solo estaba demasiado obsesionado con esa figura que danzaba de un extremo a otro sobre la cancha de tierra roja.

- Su nombre es Oh SeHun –la voz grave de MinSeok no le sorprendió, incluso si en ese momento no esperaba su visita.

Yixing sonrió y asintió, con la mirada fija en el lejano tenista que había llenado de esperanza sus días de dolor y resignación.

Por fin conocía su nombre. No le importaba de dónde había sacado MinSeok esa información, solo le importaba que ya podía darle nombre a esa fantasía etérea que lo alimentó el último mes de su vida. Como un rayo de esperanza atravesando los manchados cristales de un hospital desesperanzado.

Oh SeHun. Sonaba como un nombre especial, casi irreal. Sonaba como una señal del destino.

- Se parece a LuHan.

Una señal de ese destino que le arrebató a la persona que más quería, pero se empeñaba en convencerlo de que ahí, bajo ese Sol que dejó de calentar con el último suspiro del compañero de su alma, tal vez alguien podría darle calor a su espíritu frío.

- No lo hace, realmente.

- Lo siento –con una sonrisa triste, MinSeok negó con la cabeza y suspiró.

El Sol no solo había dejado de abrigarlo a él.

La figura, al otro lado de la calle y bajo el sol radiante de media tarde, se alejó hasta las graderías y esperó hasta que alguien le alcanzó una botella de agua. Yixing tragó saliva, casi oyendo los sorbos de Oh SeHun, casi sintiendo el calor que lo llevó a beberse todo el contenido con un par de tragos profundos.

- Se está preparando para un campeonato este fin de semana...

Por eso Yixing pudo espiarlo durante toda la semana sin descanso, alimentando un poco su espíritu marchito con cada segundo en que ese desconocido recorría de un lugar a otro esa cancha de tenis, practicando para mejor su técnica naturalmente perfecta.

Durante casi un mes, todo el entretenimiento que tuvo fue plantarse frente a esa ventana sucia a espiar a los vecinos que no sabían de su existencia. Al principio solo observaba las ventanas del edificio del frente, se burlaba en silencio de los inquilinos que, heroica o estúpidamente, arriesgaban sus vidas para tender la ropa en sus inseguras sogas. Había un señor rechoncho que cada viernes se colgaba a sí mismo junto a su ropa de trabajo. Estaba esa señora de cabello rizado y delantal a cuadros que obligaba a su hijo a entrar la suya los domingos por la noche. Un sinfín de personas completamente ajenas a su existencia, pero a quienes Yixing parecía conocer a la perfección.

Hasta que ese muchacho rubio apareció en su campo de visión y absorbió todo el calor del Sol radiante que se había apagado en el alma de Yixing.

Fue solo un sentimiento de familiaridad al verlo, lejano y borroso, una imagen incierta que su mente completó con los rasgos delicados de LuHan. Una sonrisa que nunca fue dedicada a él, pero que en su mente tenía la forma elegante y suave de la sonrisa del ciervo. Ojos que nunca se fijaron en él, pero se dibujaban brillantes e inmensos, como esa mirada ilusionada de su mejor amigo. Fue un suspiro de vida rellenando el hueco que la partida de LuHan cavó en su alma, fue sentirse completo incluso si se trataba de un desconocido.

Desconocido [SeXing]Where stories live. Discover now