Capítulo 34

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Leía detenidamente cada palabra de los papeles, buscando alguna falla, algún error que me demostrara que había un engaño allí, pero nada, parecía que todo esta claro.

"Por el hecho de no ser la hija biológica del señor Ruíz, se le impone a la señorita Caroline Ruíz, quitarse el apellido proveniente del padre, y acceder al apellido de soltera de su madre biológica... Sin embargo, el señor Ruíz ha declarado querer retribuir monetariamente los años que la señorita presente, se comporto como su hija de forma ejemplar. Para ello, se compromete a pagar los gastos totales de sus estudios universitarios hasta que estos terminen, entregar de forma genuina el departamento donde habita en Madrid, para hacerla la completa dueña y entregarle la cuenta de ahorro bancaria que entre el señor Ruíz y su madre biológica llevan a cargo desde que la señorita Caroline era una niña....(...)"

-¿Pensaste que te dejaría en la calle?... No soy tan malo, después de todo-.

-¿Dónde está el engaño en todo esto?-.

-No hay engaños Caroline. Pensé mejor las cosas y aunque me duele que no seas mi hija, no puedo ser injusto contigo. Al igual que yo fuiste engañado por tu madre y ella esta viviendo su propio infierno ya... Los mejores momentos de mi vida, fueron aquellos donde pasábamos tiempo juntos, te veía crecer y te enseñaba el mundo, lo mejor hasta ahora ha sido ese sentimiento de ser padre y no me arrepiento de que haya sido contigo...-.

Estaba muy, muy sorprendida, el nudo en la garganta crecía, quería abrazarlo y decirle que aún lo quería, que a mi no me importaba no ser su hija, pero no había vuelta atrás. Tomé la pluma que estaba sobre su escritorio y firmé, respire profundamente y pensé unos segundos que decir.

-Gracias-.

Dije secamente. A pesar de todo, no había nada más que comunicar. Comencé a hacerle preguntas sobre mi madre y todo cambio nuevamente, se puso tenso, serio y de mal humor. Le pregunte si podría verla, aunque a estas alturas no creo que lo haga, y solo respondió.

-Sí, pero fuera de esta casa, no podrás acercarte a mí, ni a mis oficinas ni a esta, mi casa, para todos nuestros conocidos estas muerta, mi querida hija murió en un accidente-.

En eso sonó el timbre de la entrada, aquella tediosa melodía ochentera otra vez. Mientras seguía la conversación sonó repetidamente, hasta que él explotó.

-¡GLORIA, PUEDES ABRIR LA PUTA PUERTA!- dijo mientras le daba un puñetazo a su escritorio- pareciera que estas sorda mujer-.

Me sobresalté y cerré mis ojos con fuerza, subiendo mis brazos en forma de defensa, le temía aún a ese gran señor que más de una vez me había golpeado. De fondo se escuchaban los tacos de mi madre apresurados hacía la entrada. Él prosiguió hasta que una voz particular llamo mi atención.

-Bueno, ya esta todo listo, solo falta que desocupes el cuarto, esta tal como lo dejaste, aunque lleno de polvo supongo, nadie se ha metido allí desde que te fuiste-.

-Si, vale. Pero puedes guardar silencio...-.

-¿Qué?, ¿Cómo te atre...-

-Shhh...- puse mi dedo indice frente a mis labios -quiero escuchar que pasa afuera-.

Esa voz era inconfundible, qué hacía aquí, Dios. Me levante dejando a Ruíz confundido, por lo que me siguió. Abrí la puerta de su despacho, me giré hacía la entrada y lo pude ver, frente a mi madre. Ella se dio la vuelta al escuchar mis pasos y con su peor mirada dijo, "Te buscan".

-Rubén, ¿Qué haces aquí? - me acerque a él y lo abracé muy fuerte, lo necesita mucho, pero no quería que viera el desastre que tenía en mi vida.

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⏰ Última actualización: Aug 08, 2018 ⏰

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El vecino de al lado (elrubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora