Capítulo 2

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Llevo unos días aquí y los tramites de la universidad no son tan complicados por lo que después de realizarlos me doy algún pequeño tour por algún parque o centro comercial. Un día después de mis travesías volví a mi departamento y en la recepción se encontraba un chico, creo que el conserje.

-Buenas tardes señorita, ¿usted es del piso cinco, departamento 406?-

-Buenas tardes, sí, me llamo Caroline, un gusto- le tendí la mano en amabilidad.

-El gusto es mío señorita, le acaba de llegar un paquete, ¿quiere que le ayude a subirlo?, es algo grande y pesado-.

-Sí, claro, muchas gracias-.

Subimos juntos al ascensor e invadía un silencio incomodo, llegamos al piso y me dispuse a abrir la puerta de mi departamento, él entro y dejo el paquete en la sala.

-Muchas gracias por subir el paquete hasta aquí-.

-No se preocupe, no fue ninguna molestia, bueno señorita Caroline, debo irme-.

-Por favor, no me trate de señorita y formalidades, no me gusta la comunicación tan fría, solo dime Carol- sonreí amistosamente –¿puedo saber tu nombre?-.

-Está bien Carol, hostia se me fue, lo siento, soy Antonio y bueno soy el encargado de la recepción, así que cualquier problema que tengas o necesites algo, me llamas a la recepción, el numero está en la tarjeta telefónica al lado del teléfono, o si quieres vas directamente- sonrió ampliamente, un tanto aliviado. 

-Lo tendré en cuenta Antonio, muchas gracias por tu ayuda-.

Nos dirigimos a la entrada, pero dijo algo antes de irse. 

-Carol, sé que no eres de aquí, pero necesito preguntarle si te han dado problemas tus vecinos, pues todos lo que llegan a este piso se van por ellos dos-.

-¿Así que son hombres?, ahora que lo mencionas, han habido algunos ruidos molestos por las noches, pero nada grave, cualquier cosa, lo hablare directamente con ellos o contigo, aparte me gusta demasiado este lugar como para marcharme por algo tan simple-. 

-Gracias, son buenas personas, te sugiero que los conozcas, todos los critican donde son jóvenes, al igual que tú, así que espero se lleven bien-.

La forma en la cual hablaba me daba ternura, se marchó, dejándome algo intrigada con mis vecinos, ¿debería ir a saludarlos para conocerlos? El timbre me saco de mis pensamientos, abrí la puerta y una chica se encontraba del otro lado.

-Hola, mi nombre es Sofía, soy del piso siete, te vine a saludar, te traje esto- tendió sus manos acercando a mí una fuente del que salió un olor delicioso. 

-Hola, soy Carol, que amable, entra- recibí la fuente y la dirigí a la sala para sentarnos.

-Bueno mi madre te mando la tarta, es una costumbre de la familia, darle una tarta a los vecinos nuevos-

-Que amable, bueno cuéntame de ti-

-Vivo aquí desde que era pequeña, por cierto, tengo 21 años- esbozo una blanca sonrisa, es simpática y espero se convierta en mi amiga.

Luego de estar un buen rato charlando con ella, nos dimos los números de celular y como no soy de la ciudad me invito a recorrer junto con ella sus lugares favoritos. 

Finalmente sola, abrí el paquete, era de mi madre, me enviaba mis cuadros, que en verdad los extrañaba, mi habitación sin ellos se sentía vacío, colgué cada uno en un lugar específico, dejando mi collage de fotografías de Rubén Doblas en la cabecera de mi cama. Hacía frío aquella tarde por lo que decidí quedarme en casa tomándome un rico café y viendo a mis queridos youtubers y sus vídeos ramdom. Me arrope lo más que pude en mi cama con mi notebook al lado y comencé con el lindo de Cheeto, verlos tontear por las calles, tenerlo tan cerca y no poder conocerlo, espero en mi estancia aquí algún día verlo en persona, al igual que sus amigos, Mangel, Luzu, Alexby, Willyrex o al mismo Rubius, a quien amo completamente, es decir, es mi amor platónico, ya que todos me juzgan por amar a una persona sin ni siquiera conocerlo, pero de hace un tiempo es una necesidad verlo cada día solo para sentirme feliz. Más de una vez, cuando veo un directo de ellos o si quiera un vídeo, me salen lágrimas, me emociono a flor de piel, ¿Cómo es posible eso?, debe ser por todo el amor que les tengo. 

Al casi acabar mi maratón de MangelRogel, vi la hora ya era tarde, la oscuridad invadía mi cuarto, y no me había dado cuenta. Me levante, encendí la luz y fui por algo de comer, cuando mi celular sonó, conteste.

-Aló?-

-Hola Carol, soy Sofía, lamento molestarte, pero, ¿tienes planes para esta noche?-

-Sofí, no es ninguna molestia, no, ¿por qué?-

-Bueno estábamos pensando invitarte a cenar con mis padres, acá al departamento, ¿qué dices?-

-¡Me encantaría!, si, muchas gracias- una alegría me consumió, había hecho mi primera amiga.

-Bueno te esperamos como a las diez, en el departamento 411, nos vemos Carol-

-Muchas gracias, adiós nos vemos-.

Corté la llamada y vi la hora, 19:50 p.m., tenía tiempo de sobra para arreglarme, me metí a la ducha y en menos de media hora estaba lista, me vestí formal pero sin sobresalirse, me maquille levemente solo para resaltar mis pestañas y darle un poco de color a mis labios. Al terminar solo eran las 21:20 p.m., me dirigí al pequeño bar que tengo en la sala y saque una botella de vino que me había regalado mi padre, tiene un gusto increíble para ellos, lo llevaría como obsequio para la cena. Sin embargo, me quedaba tiempo, por lo que decidí volver a mi maratón de Mangel. A las diez en punto me encontraba en la puerta del departamento 411, estaba algo nerviosa, mi primera cena con otras personas en Madrid. 


El vecino de al lado (elrubiusOMG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora