II. El mensaje (Finn)

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El pelinegro, quien dormía plácidamente soñando con una gran presentación de su banda en Vancouver, despertó gracias a la llamada de Ayla, la cual le recordó la hora en la que se había despertado, haciéndolo caer en cuenta de que iba tarde para el ensayo de Calpurnia.

-"Solo quería recordarte que vas tarde"-le dijo la rubia.

Finn frotó sus ojos con sus puños y luego miró el viejo reloj que tenía frente a su cama. Le costó enfocar la vista en los pequeños y alejados números de aquel reloj, pero cuando divisó que el horario que marcaban las finas agujas, se levantó de su amplia cama de un salto.

-¡Carajo! ¡Carajo! ¡Carajo!-exclamó con el celular aún en mano-Gracias, Ayla. Te debo una. Adiós.-se despidió de la chica con tal rapidez que sus palabras por suerte eran entendibles.

El joven corrió al baño para tomar una ducha en menos de cinco minutos, ya que el ensayo debería haber comenzado hace diez minutos. Abrió el agua fría para poner su cuerpo alerta, y se metió velozmente bajo la lluvia artificial. Mientras refregaba su ruloso cabello con shampoo, oyó sonar el tono de llamada que tenía en su teléfono fijo. Maldijo para sus adentros una y otra vez la temperatura del agua, y luego a la madre de quien quiera que sea que estuviese llamando justo en ese momento.

Salió húmedo del baño con su bata y fregando su cabello con una toalla para que se seque, dejando que sus típicos rulos se formen solos. Miró durante un segundo el teléfono que aún seguía sonando, y volteó para tomar ropa al azar de su armario. Se vistió con unos pantalones holgados azules, una camiseta gris y sus zapatillas blancas.

Con una mano buscó a tientas las llaves de su coche sobre la mesa, mientras que con la otra abría la puerta que daba a la calle frente a su casa. Abrió el barato auto azul desde la puerta de su casa mientras cerraba la entrada a esta. Por una fracción de segundo, pudo oír el mensaje que estaban dejando en el buzón del teléfono; no oyó mucho, pero sí lo suficiente como para ampliar su memoria hasta llegar al dueño de aquel mensaje grabado en la contestadora, el cual oiría luego del ensayo con la banda.

-"Hola, soy yo...Jack"

En ese instante cerró la puerta y corrió hasta estar dentro del cacharro, con ese nombre rondándole en la cabeza como un eco infinito.

"Hola, soy yo...Jack"

"Hola, soy yo...Jack"

"Hola, soy yo...Jack"

De repente, hubo una explosión en su mente, que inundó esta con recuerdos sobre aquel castaño que se atrevió a llamar después de mucho tiempo. Los recuerdos llegaban amontonados, haciendo que el pelinegro se sintiese aturdido por unas simples cuatro palabras dejadas en el buzón de voz, de un chico al que había dejado en el olvido.

Usó sus mayores esfuerzos para poder alejar esos recuerdos que comenzaron a llover en su mente, pero fue en vano, ya que las reminicencias sobre el castaño solo se intensificaban cada vez más. Encendió la radio en su auto, y subió el volumen para, al menos, cubrir todos los recuerdos que comenzaba a tener sobre el castaño. Eso solo logró distraerlo momentáneamente, ya que al bajar del auto, volvió a pensar en el castaño.

-Hasta que llegas, Wolfhard-lo saludó Jack, su compañero de la banda.

-Ya te creíamos muerto.-bromeó Malcom.

Todos rieron ante el comentario de Malcom, excepto Finn, quien seguía aturdido por el extraño llamado de ese viejo amor adolescente.

-Lo siento...-se diculpó-. No oí la estúpida alarma.

La banda comenzó a ensayar sus nuevas canciones que tocarían en una presentación en Vancouver, pero el pelinegro no dejó de pensar en la repentina llamada de Jack, dos años más tarde de su rompimiento. Estaba desconcertado, no oía bien, o se distraía fácilmente durante todo el ensayo.

Cuando por fin acabaron, Finn se despidió de todos y salió directo a su auto, no oir el mensaje grabado por Jack lo estaba desesperando, pero Ayla lo detuvo.

-Hey, Finn-captó la atención del chico con cabello ruloso-. ¿Qué sucede? Te noté extraño durante el ensayo...

-Oh... No es nada-respondió-. Solo... Estaba pensando que debía hacer algo más tarde.

La rubia lo miro dudosa ante las palabras que acababa de decir el chico. No le dió importancia y se despidieron una vez más, y ahora sí, el pelinegro oiría el maldito mensaje que lo distrajo todo el día.

Condució hasta su casa sin dejar de pensar en qué podría decir el estúpido mensaje, y esta vez no puso música para distraer su mente.

Al entrar a su casa, arrojó las llaves sobre la mesa y fue directo a su habitación, donde estaba dicho teléfono fijo. Levantó el tubo del teléfono y lo acercó a su oído.

-"Usted tiene un nuevo mensaje."-comenzó la voz femenina del
teléfono-"Si desea oirlo, presione uno..."

El pelinegro rápidamente marcó el botón "uno" para poder saber de que se trataba la repentina llamada de alguien quien estaba en el olvido. Esperó silenciosamente a que el mensaje comenzara, y cuando lo hizo, su corazón de detuvo por una fracción de segundo.

-"Hola, soy yo... Jack...-el castaño hizo una pausa-. Me estaba preguntando si después de todos estos años, te gustaría que quedásemos, para analizarlo todo...-el pelinegro ponía total atención a las palabras provenientes de ese chico que amó cuando joven-. Dicen que el tiempo cura-Jack suspiró-, pero no ha curado mucho. Estoy en California, recordando lo que solíamos ser cuando éramos jóvenes... Debí de haberte llamado un millar de veces, para decirte que lo siento, por todo lo que he hecho...-el pelinegro pensó igual que el castaño: el chico detrás del teléfono debió haber llamado-Al menos puedo decir, que he intentado decirte que lamento haberte roto el corazón. Pero no importa- el castaño pausó sus palabras-,evidentemente ya no es algo que te haga polvo. Llámam...

El mensaje terminó. El canadiense quedó en estado de shook al oír otra vez la voz del castaño al que llegó a amar, pero el cual lo había lastimado. Finn ya estaba olvidando todas las conexiones que había tenido con el castaño, pero se regeneraron al oír el mensaje.

Con el tubo del teléfono aún en mano, recordó cada segundo compartido con el chico con quién se había topado por accidente cuando joven, y que ahora volvía a su mente. Pero no solo recordó los momentos alegres, también volvió a su mente el momento en el que el castaño aplastó su corazón hasta que quede hecho pedazos.

Aún aturdido por el mensaje, marcó el botón número "tres", que era para llamar al dueño del mensaje. Lentamente, cerró los ojos, esperando a que alguien del otro lado del teléfono conteste. Pasó una mano por su cabello, y soltó un pesado suspiro. El pelinegro sentía un ruido agudo en ambos oídos, y su cabeza daba vueltas entre todos los recuerdos que estaban llegando a su mente acumulados.

Cuando decidió que devolverle la llamada era estúpido e inmaduro, oyó como atendían a su llamado desde el otro lado del teléfono. El corazón del pelinegro paró en seco, ya que creyó que nadie respondería.

-¿Jack?

Can we try again? [fack]  //CANCELADA//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora