Reencuentro

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Edward

La manada al completo está en casa, incluidas Bella y Emily, aunque no entiendo su presencia aquí, al igual que la mayoría de mi familia. En cambio, Sam piensa que esto nos incumbe a todos.

Tala y Eric está a punto de llegar y mi impaciencia aumenta con cada minuto que pasa. No sé cómo me ha convencido Rosalie para que venga, debería haberme dejado en el bosque. Sé que todos saben algo más, noto como cada uno de ellos desvía sus pensamientos, están haciendo un gran esfuerzo por ocultar algo que en el fondo ya sé.

Tala

No queda nada para llegar a casa de los Cullen donde todos nos esperan, pero a mi solo me preocupa Edward, quiero hablar con él antes de que sepa algún detalle por lo que escuche en la cabeza de otro.

—Eric, ¿puedo pedirte algo?
—Lo que quieras.
—¿Podrías intentar no pensar en nosotros cuando lleguemos?
—¿No quieres que Edward se entere? Tarde o temprano...
—Lo sé—lo interrumpo—. Es solo que me gustaría decírselo yo.
—Como quieras, pero no pensar en ti me resulta muy difícil.
—Inténtalo.
—Está bien, pero tendrás que compensármelo.

Rio ante su comentario, este tipo es incorregible.

—Ponte seria, ya estamos aquí—me avisa.

Eric aparca el coche frente a la entrada y caminamos hasta la puerta. Hace el intento de cogerme de la mano, pero me retiro.

—Ahora no, por favor—susurro justo cuando Carlisle abre la puerta.
—Pasad, todos esperan arriba.

Al entrar en la habitación, todos, lobos, humanos y vampiros, nos observan en silencio.

—Hola—saludo en un tono casi inaudible y paseo la mirada por toda la estancia hasta dar con Edward, está al final del todo, casi escondido con los ojos clavados en Eric, espero que haga lo que le he pedido.
—Todos conocemos ya la información que habéis encontrado—comienza Carlisle—. Ahora debemos decidir cómo actuar.
—Antes de empezar—dice Sam—, Carlisle, quiero recordarte que no tenéis por qué participar en esto, tú y tu familia estáis a tiempo de huir, todos lo entenderíamos.
—Ya os dijimos que vosotros nos ayudásteis con los neófitos—dice Esme—, es lo menos que podemos hacer.
—Os lo agradezco. 
—Deberíamos ir en su  busca, no dejar que nos ataquen —dice Emmett.
—Pero no sabemos cómo encontrarlos—dice Embry.
—¿Sería posible que la gente se marche de la reserva—pregunta Jasper.
—Eso es casi imposible—responde Sam—. Allí viven muchas familias y para la mayoría de ellos, nuestra existencia solo son viejas leyendas.
—Habría que desviarlos hasta otro lugar—dice Jasper.
—Podríamos estudiar todas las posibles vías de acceso a la reserva, tenerlas vigiladas—dice Carlisle.
—Es demasiado terreno—dice Leah.
—Quizá, si me concentro, si Eric me habla de su... de Nora, puede ver algo—comenta Alice.
—Esa es nuestra mejor baza—dice Jacob.
—Sí, así sería mucho más fácil—comenta Quil.
—Y entrenar, muchos de nosotros, los más jóvenes—dice Paul mirando a Collin y Brady—no tienen experiencia en la lucha.
—En eso yo os puedo ayudar—se ofrece Jasper.
—Bien, entonces continuaremos con las guardias como hasta ahora, centrándonos en las vías de acceso—dice Carlisle—, estableceremos un horario para entrenar con Jasper, y ahora que sabemos de quiénes se trata con toda seguridad, puedo volver a salir de viaje, ahora sé a quién tengo que preguntar y tengo pruebas para presionar un poco. Necesitamos saber más sobre ellos, al menos cuántos son.
—Yo te acompañaré—dice Esme.
—¿Qué podemos hacer nosotras?—pregunta Emily.
—Creo que lo mejor es que sigáis en casa de Charlie, con los niños—le dice Sam.
—Pero habrá algo más que podamos hacer—interviene Bella—. No podemos quedarnos en casa sin hacer nada.
—¿Qué sabéis sobre cómo curar heridas producidas por vampiros?—pregunta Eric.
—No mucho—responde Bella.
—Podríais recabar información, estudiar, seguro que Carlisle tiene escritos en su despacho. Así, en el caso de que algún lobo resulte herido, vosotras podréis ayudarlo, y Carlisle podrá centrarse en la lucha—responde Eric.
—No es mala idea—dice Carlisle—. Os dejaré todo lo que encuentre en mi biblioteca.
—Y seguro que Edward podrá ayudarla, por lo que sé de ti—dice Eric mirando a Edward—, tienes conocimientos de medicina, ¿no?
—Lo haré—responde Edward secamente. 
—Alice y yo nos alejaremos un par de días—dice Rosalie—. Así le será más fácil concentrarse.
—Yo ayudaré a Jasper con los entrenamientos—dice Emmett. 
—Nosotros intentaremos que la gente se aleje de la reserva—dice Jacob—. Quizá si mi padre habla con ellos, podríamos inventarnos alguna excusa, un escape de gas o algo así.
—Buena idea Jacob—anima Sam—. Pongámonos manos a la obra.
—Bella, Emily, acompañadme—pide Carlisle.
—Nosotros vamos a hablar con Billy—dice Leah.
—Eric, cuéntanos todo lo que puedas sobre Nora y los Hijos de Lilith—dice Alice levantándose junto a Rosalie.

Poco a poco, todos van abandonando la sala y yo aprovecho para acercarme a Edward.

—Un segundo—oigo la voz de Eric desde la puerta.

En ese instante, la cara de Edward se desencaja.

Edward

Cuando todos comienzan a marcharse, veo a Tala caminar despacio hacia mi. Pero, de pronto, decenas de imágenes invaden mi cabeza, como si estuviese viendo una película en la que las mismas escenas se repiten en bucle. Alzo la vista y la sonrisa de Eric enciende aún más me ira. Miro a Tala, que se ha dado cuenta de lo que ocurre y salgo corriendo de la casa.

Tala

—¡Eres un gilipollas!—grito a Eric y corro tras Edward.

Salgo por la puerta, salto los escalones de la entrada y caigo al suelo ya sobre mis cuatro patas. Corro tanto como puedo persiguiendo a Edward...

‹‹¡Edward para!›› le grito mentalmente, pero él sigue corriendo.

Aprieto el paso, tengo que alcanzarlo, pero es demasiado rápido. Continuamos subiendo la ladera a toda velocidad y creo adivinar a dónde  se dirige.

‹‹¡Por favor! ¡Deja que me explique!››

Tengo que encontrar la manera de pararlo, si continuo corriendo detrás de él solo conseguiré agotarme. Sé que está demasiado furioso para escuchar lo que pienso, eso me da ventaja, si va donde creo puedo cortarle el paso. Me desvío hacia la izquierda, si cruzo entre las rocas quizá pueda interceptarlo. Por suerte para mi, se ha rezagado un poco al darse cuenta de que no sigo corriendo detrás suya. Este es el momento, cojo impulso y salto tanto como puedo. Aterrizo sobre su costado y ambos caemos y rodamos por el acantilado. Noto mi cuerpo chocar contra las rocas...

Edward

Mientras caemos, veo el cuerpo de Tala golpear contra varios salientes. De repente sale de fase justo antes de llegar al agua. Ha debido perder la consciencia.
En cuanto entro en el agua la busco, hasta ver como su cuerpo se sumerge hacia el fondo, y nado en su busca, tengo que sacarla del agua, no le queda oxígeno...

La nueva quileuteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora