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Elena

—Las flores han brotado hermosamente —dejo el poemario en la mesa cuando la escucho. Observo también por la ventana, no hay duda de que el paisaje es hermoso, hay miles de colores en todo el patio delantero— , perdónanos Elena —mi madre recita esas palabras cada día, no las respondo porque no tengo una visión clara para todo esto.

—Vamos a dar un paseo —tomo la silla de ruedas para salir un rato a pasear— . Es muy hermoso —me distraigo con aquel campo, recuerdo siempre salir aquí para llevar flores a mi habitación, me encanta ver tales bellezas en ella, pero ahora...

Sigo con el recorrido de mi madre, ella acaricia algunas flores, siempre la hace feliz poder verlas, tocarlas y olerlas por eso mi padre cuida muy bien de esta parte de la casa. 

—Por favor madre —me arrodillo ante ella con mucho temor por mi futuro— , no me aten por dinero, quiero ser libre —coloco mi cabeza sobre el suelo y suplico por mi miserable futuro

—No hagas berrinche Elena —sus palabras son tan frías ¿Por qué se comporta así? ¿Qué poder tiene el dinero para cambiarlos tanto?— , serás feliz. Ahora ve a tu habitación

No me levanto, me quedo en la misma posición esperando lograr tocar su humanidad. Tengo frío porque estoy en bata, además el concreto lastimas mis rodillas, pero debo soportar esto para poder luchar. La escucho quejarse por mi comportamiento, llamarme ingrata antes de irse y dejarme toda la noche en el patio.

—Elena... —su voz me llama, desea de nuevo disculparse por todo del pasado, siempre lo hace cuando me recuerda. Hago lo típico, escucharla suplicar, llorar, pero no respondo.

De regreso en la habitación algunas de las enfermeras me ayudan para poder acostarla, salir la agota mucho. Cuando la cubro reviso sus signos vitales, también limpio algunas lágrimas de su rostro 

 —Buenas noches —terminado eso me voy de su habitación.

Mi padre me espera fuera de su oficina, mientras tomo una gran respiración voy hacia su dirección. Cierro la puerta a mi entrada

—No he tomado una decisión —comento rápidamente para poder irme

—Sabes el tiempo límite Elena —sus ojos son iguales a los míos, al igual que muchas cosas, a veces me identifico con él, pero otras solo lo detesto.— , toma eso y prepárate —observo el sobre su escritorio. Los tomo y me retiro.

Afuera me voy hacia la pileta del jardín, es el centro de este lugar. Tengo muchos recuerdos de mi soledad al estar frecuentando este lugar. Dejo los papeles a un lado mientras tomo el estuche de mi violín, practico hasta tener heridas en los dedos, pero por más práctica hecha, siento mucho miedo al pensar en el público. 

—Por favor resiste Elena —me arrodillo frente a la pileta mientras ruego— , solo falta poco, solo un poco más.

Nick

Andrew se ha comportado muy extraño todo este tiempo, a veces está muy metido en su celular, otras veces me vuelve a regañar, luego desea confirmar si mis sentimientos por Elena siguen intactos. Pero todo se torna más extraño cuando en el departamento, que ha alquilado, veo al hijo de los Donvan.
Kennedy Donvan no era un amigo en particular, solo un conocido por nosotros porque Alex tiene negocios con su familia, o eso presentía

¿Desde cuándo él es tan amigo de Andrew?

—Esto es inusual —comento al tomar asiento en el sofá— , ya era suficientemente extraño tu persistencia, ahora me presentas a personas ¿Qué más debería esperar?

Persiguiendo al Diablo. (Completa). Saga "Intensos"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora