El alba saliente

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Viejos sauces, destilan su añejo con una sonrisa de lado al alba.

Las promesas que se reproducen como raíces,

pero que tarde o temprano lloran al ser arrancadas.

Tropieza la niña con las piedritas, anda descalza sobre el barro impertinente de falsas costumbres,
de engaños,
de ceguera emocional.

Ella tropieza con los tallos casi secos de sus más profundos sueños.

Ella tiene miedo a continuar,
su débil cuerpo sigue sufriendo latigazos de las ramas de quellos viejos sauces,
los que con su vejez le sonríen al alba.

La niña continúa su penosa rutina sobre los charcos de malos juicios,
de desiciones precipitadas,
de mentiras.

Nos cansamos de avanzar,
de mirar hacia  adelante.

Nos detenemos frente al forraje de hojas, al espejismo que nos muestra el realismo solitario.

El alba bañaba mi cuerpo con su calor amortigüante, seguía saliendo.

Mi cuerpo seguía recibiendo golpes inauditos de los viejos sauces,

aún cuando los suspiros salían cortos, la persistencia insistía en mi continuar avanzando,

y el alba se mantenía firme sobre mí.

Amando versos hasta la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora