t w o g h o s t s

14 0 0
                                    

«Solo somos dos fantasmas ocupando tú lugar y él mío intentando recordar como se siente tener un latido de corazón.»

Yo no hablaba con ella y ella tampoco conmigo, ¿Acaso este era el final?, ¿Esto fue todo?. Yo sé que juré que nunca me volvería a sentir así, me han dañado en mi corta vida de romance. Nunca me aceleré en hacer cosas pero si existió una mujer que se robó mi corazón, me lastimó y me dejó en medio de la nada, traté otra vez cuando entré a la Universidad y fallé. Entonces llegó ella, la había alejado y acercado tantas veces que no entendía porque seguía aquí y yo no entendía porque no podía dejarla y es que ella era y es como una canción, mi canción y es que Missy

Oh, Melisa.
Tus ojos verdes que tantas veces me mostraron amor
Y hoy solo me muestran frío
Tus labios.
Esos que tantas veces me dieron abrigo cuando sentí que no tenía nada.
Tus manos pequeñas
Oh, ellas
Que saben tocar exactamente en dónde me gusta
Y es que eres tú
Y siempre seremos tú y yo
Siempre seré tuyo y tú mía
Mírame Missy
Vuelve a mirarme
Dame la oportunidad de amarte...

— Bro -me interrumpió una voz desde lejos- la clase ya terminó -dijo Raúl sacándome de mi análisis onírico a la persona que ahora se reía en el umbral de la puerta. ¿Cómo podía estar tan feliz en un día tan miserable? Estaba guardando mis cosas en mi mochila y sentía el sonido de un canto de ángeles, fue como una electricidad en mi espalda, fue como si mi corazón volviera a latir alcé mi vista y estaba ella mirándome.

Melisa, melisa
Sigue mirando
Sigue llamando
Continua analizando
Y continua mintiendo
Sigue diciéndote que no me quieres
Que no me necesitas
Ambos sabemos que merecemos estar juntos
Y aún cuando no lo aceptes
Voy a ganarme tú corazón
Otra vez
Y no te dejaré ir nunca
Nunca.

—Harry con Pablo queremos ir a comer muévete. -dijo Raúl.
— Tengo que hacer algo antes. -avancé a paso rápido tratando de llegar a ella escuchaba su voz y luego su risa estaba acá, podía sentir su dulce aroma y su shampoo de frutas desde la escalera. Llegué al pie de esta y ella estaba abrazada de otra persona, Nicolás, y él la estaba haciendo reír. Todo se volvió blanco y negro por un segundo, y en una milésima de segundos todo lo que vi fue rojo. Caminé en la dirección opuesta.
— Ay, Nico! -dijo con una gota de su risa- Basta, nunca va a pasar.
— ¿Y por qué no? -me detuve, necesitaba escuchar esto.
— Porque no me siento lista para eso. -y eso me trajo de vuelta a la vida, puede que no quiera estar conmigo pero tampoco no quería estar con nadie más y yo creyendo que ya me había dejado ir. Aún tengo esperanzas.
Ella había terminado de comer y había salido antes del casino y yo sabía a donde se dirigía. La seguí hasta el baño, abrí la puerta y le puse seguro.
—¿Qué haces? No puedes entrar al baño de mujeres -dijo tratando de llegar a la puerta pero yo tomé sus manos y la hice caminar hasta que su espalda tocara la pared del fondo. Estábamos en frente del espejo y nos veía de reojo, pero mi máxima atención está en sus ojos.
— Dilo.
— ¿Qué?
— Dí que me quieres, di que me daras otra oportunidad, dí que no quieres nada con Nicolás.
— No puedo decirte eso.-trató de soltarse pero la mantuve sujeta con mi cuerpo sobre el de ella.
— Sí, si puedes. -La besé. Mierda, apenas toqué sus labios y mi polla ya estaba pidiendo a gritos estar cerca de ella haciéndola gritar mi nombre hasta que ya todo el mundo supiera que era yo él que la hacia sentir así, era yo quién la hacía volverse loca y pedir más.
Ella me estaba correspondiendo el beso con tanto ánimo que se me hacía extraño. Y fue entonces cuando hizo un ruido.
—No, no -me alejó- vete Harry, esto se acabó.
—No. -dije serio- vuelve conmigo -dí un casto beso en sus labios- por favor. -los volví a besar.
— Tengo un mal presentimiento. -confesó en un susurro
— ¿De qué? -tomé una de sus manos y la besé.
— De esto Harry. Tú y yo -le era imposible decir eso y podía saberlo por el ácido que se producía en su boca al decir "Tú y yo."
— Prometo que no será así. Confía en mi -puse mis brazos al lado de su cabeza ella ya no estaba luchando miró al suelo y recorrió todo mi cuerpo hasta llegar a mis ojos con sus perfectos ojos verdes. Podría pasar una vida viéndolos y no me cansaría.
Pensé que iba a decir algo pero tomó mi cuello y acercándome a ella me besó en los labios como tantas veces antes lo había hecho y me encantaba.
Yo sabía que estábamos bailando con los leones y que en el momento en que esto saliera a la luz las personas comenzarán a hablar, pero estoy dispuesto a correr con ella de la mano y salvarla de los cazadores, y quedarme a su lado si es que la hieren y es que nadie me había hecho sentir así. Supongo que me gusta ser una parte importante de su vida y quiero seguir siéndolo.
Ella pasó sus manos por mi cabello y yo bajé mis besos hasta su cuello, dejó salir un suspiro y reaccioné a que debíamos detenernos.
— ¿Qué pasa? -dijo desorientada y asustada.
— Tenemos clases y si llegamos a hacer algo, ten por seguro que un solo polvo no será suficiente. -me acerqué a sus labios otra vez y los besé - Llevo dos meses sin tí.
Ella sonrió, sacó el seguro de la puerta y en cuanto sacó un pie fuera del baño se detuvo.
— Hola. -dijo secante, necesitaba saber quién era
— Hola -dijo esta persona con ánimo- Veo que estás con alguien -apuntó con la barbilla Missy se giró y pude ver el pánico en sus ojos sabía que algo malo estaba pasando y me acerqué a la puerta.
— Hola José. -dije cuando lo ví y le dí un pequeño empujón a Missy para que avanzara
— Qué tal. -dijo a secas y entró al baño mientras yo y Missy salíamos, toqué su mano haciéndole saber que estaba aquí y ella la tomó llevándonos a la sala dónde nos tocaba la clase. Entramos, estábamos delante de toda la clase, el profesor aún no estaba en su lugar de siempre.
Missy, claro estaba, se iba a sentar con Vee y Raúl me estaba esperando junto a Pablo en la tercera fila, iba ir hacia allá cuando Missy tira de mi brazo, me acerca a ella y en una milésima de segundos se pone de puntitas y besa mis labios en frente de todo el mundo. Eso me sorprendió, no lo negaré, pero tampoco diré que no me gustó; Mis manos estaban en su cintura y cuando nos separamos escuché como algunos se reían y otros nos hacían barras. Ella sonrió y saboreando sus labios se fue a su asiento al lado de Vee. Ellas se rieron y yo me fui a mi lugar mientras mis amigos me molestaban por lo que acababan de ver.

AbrázameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora