d a n g e r o u s w o m a n

5 0 0
                                    

«Algo en ti me hace sentir como una mujer peligrosa. Algo en ti me hace hacer cosas que nunca he hecho.»

Habíamos logrado que Vee y Pablo se fueran a acostar, para que Harry y yo quedáramos solos.
Caminé por el pasillo mientras él recogía la cosas sucias, lo ví entrar a la cocina y la luz en su contra me hizo apreciar su perfecta figura la manera en que se marcaban los músculos de su espalda. Mierda, estaba solo con la parte de abajo de su pijama encima caminando. Me faltaba el aire y sentía como perdía la cordura «Concentrate amiga. Mujer sexy, mujer sexy. Tú tienes el control.» me dije a mi misma y cuándo salió de esta yo estaba apoyada en la entrada al living con una camisa de dormir de sega que acentuaba mis caderas y mi pecho debido al escote que tenía. Desde acá escuché como él aire de Harry salía todo y decía un claro "Mierda." Caminé hasta él y Harry contestó de la misma manera. Ambos frente al sofá mirándonos a los ojos durante una milésima de segundos,que se sintieron como años, y fue entonces cuando me lancé a los labios de Harry.
Nuestro beso fue loco, apasionado y se veía desde Júpiter como quería quitarme la ropa lo más rápido posible.

Se sentó en el sofá y yo salté sobre su regazo sin hacerle daño, él comenzó a besar mi cuello y yo estaba encantada.
Sus manos en mi espalda, los chupones me tenían con la respiración entrecortada. Comenzó a bajar sus besos por entre mis pechos y yo lo dejé que dejara marcas por dónde quería.
Sus manos estaban por todas martes mis respiraciones le decía que me encantaba lo que estaba haciendo.
No llevaba ropa interior, él no lo sabía, y era porque quería ver su reacción. Una mano bajó lentamente por mi estómago hasta mi feminidad y cuándo sintió solo mi piel y no tela dijo.

— ¿Qué mier...? -me mira como si fuera lo más sexy del mundo- Juro que amo cuándo me sorprendes con algo nuevo -mordió mi hombro gemí y él bajó un poco su pantalón de pijama para luego sacar mi vestidito.
Le pasé la caja de condones que habíamos dejado debajo del sillón hoy en la tarde, para que se colocara uno y pudiera penetrarme con todas sus ganas.

Estaba sobre él, él sabía que esta posición me volvía loca. Sus besos en mi cuello, sus manos en mi espalda, los chupones y lamidas en mis pechos me hacían querer gemir fuerte.

— Hazlo, gime -dice a mi oído- Quiero escucharte.

—No estamos solos -dije mientras él volvía al trabajo.

—Me importa una reverenda mierda. Se aguantan. -entró fuerte y se detuvo haciendo que gimiera despacio, salió y me tiró al sofá boca abajo, abrió mis piernas y tomándome de la cintura volvio a entrar en mi, gemí fuerte y apreté mis manos. Llegué a los minutos después, él lo hizo durar pero justo cuando estaba por llegar al segundo se detuvo, bufé molesta pero él no había terminado, me giró y comenzó a bajar lentamente hasta llegar a mi feminidad.
—No te escuché lo suficiente -dijo abriendo mis piernas otra vez y entro en acción con su lengua. Ahora si que gemía fuerte, mis manos en su cabello sentía que estaba tocando el cielo. Después de que llegué por segunda vez caímos al sofá y nos quedamos dormidos ahí luego de conversar de cosas sin sentido. Estaba en sus brazos y uno de los míos pasaba por sobre él. Mi mano estaba colgando, su latido estaba en mi oído cuándo alguien lanzó un libro al suelo. Mierda debió haber sido de 500 páginas al menos porque sonó tan fuerte que ambos nos levantamos sobre saltados.

— Oh, Oh. -dijo Pablo desde el lado de nosotros- Lo siento, ¿los desperté? - dijo sarcásticamente, había hecho eso a propósito.
Con la frazada, que Harry había traído antes de quedarnos dormidos, estaba sobre mi pero si mi querido amido se acerca podría ver algo y Harry se aseguró de que no viera nada mientras se incorporaba en el sofá. Pablo le lanzó su ropa interior para que se la pusiera y dijo.

— La verdad es que si hermano.

— «Pues me importa una reverenda mierda. Se aguantan.» -citó lo que Harry había dicho la noche anterior y yo me reí Vee estaba mirando todo desde la cocina riendo con una taza en su mano.
Mh, ese olor a café me llamaba, me traté de levantar pero Harry me detuvo y tomó su polera para entregármela le agradecí con un casto beso en los labios y caminé hasta el cerro de ropa que teníamos doblada en uno de los sillones para sacar ropa interior. Luego de ponérmela caminé hasta la cocina.

—Dime que hiciste café -dije cuando entré a la cocina. Los chicos estaban viendo las repeticiones del fútbol así que no nos iban a molestar.

— Sí, ya que no dejaron dormir había que despertar de una manera -me reí de Vee- ¿Qué fue lo que hizo ayer que te hacía gemir tanto?

— Ufff -dejé salir el aire y con mi cara como tomate le dije- Me hizo llegar dos veces de la manera en que me encanta. ¿Quién diría que ese niño sabe hacer tan bien un oral?

— Uh, ¿en serio? -dijo Vee ahora más interesada, yo asentí y ella se rió- Creo que necesito más información, esto me está gustando. -ambas comenzamos a hablar y le conté como había pasado todo anoche.
Estábamos riéndonos cuando Harry entró en la cocina y Vee comenzó a molestarlo.

—Por aquí me dijeron que eras un semental en la cama. -yo sonreí y miré hacia abajo avergonzada.

—Por los gemidos de anoche no sabía si la estabas matando o dandole -dijo Pablo cuando entró a la cocina.

—Era un poco de ambas. -dije mirando al Dios Griego que tenía en frente. Mierda, este chico me calentaba tanto.

— ¿Y cuál te gustó más? -dijo Harry sin quitar los ojos de mi. Yo me levanté y caminé hacia él.

— Todas. -dije en un susurro, miré hacia arriba y él se abalanzo sobre mis labios.

— OK, OK, OK -dijo Pablo aplaudiendo cerca de nosotros- no necesitamos eso, gracias.

— ¿Ves con lo que tengo que vivir? -dice Vee mirando a Pablo.

— Pobrecita mi niña -le hizo cariño en su espalda- Estoy seguro que el del auto luego va a arrendar una casa solo para ustedes dos y ahí los vecinos van a tener que vivir con ustedes.

— Entonces voy a arrendar la casa del lado para que USTEDES -dijo apuntándonos- sepan lo que es escucharlos.

—Créeme, nosotros nos uniremos a ustedes. -dijo Harry abrazándome por la espalda.

— Seríamos como una banda -dije riendo.

— ¿Y cómo nos llamaríamos? -dijo Vee

— Los silenciosos -dije y todos nos reímos.

¿Por qué los amo tanto? ,Pues, justamente por esto. Estamos tan locos que sin el uno con el otro sentiríamos que no somos de este planeta y es que no lo somos, pero juntos nos hacemos creer que si.

AbrázameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora