Intangible.
Ichigaya, Tokio, 1937
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Midoriya Izuku se encuentra frente a su destino, aunque todavía no lo puede ver del todo. Caminando entre decenas de otros jóvenes vestidos igual que él, gakuran, sombrero y zapatos bien boleados, no sabe qué le avecina, no sabe a quién conocerá; nada. El hilo rojo del destino es una mera ilusión para aquellos que aceptan la brutalidad de la realidad que es la guerra. En fin: la vida no lo llevará a alguien, sino a la muerte. Izuku sonríe con pesar en el corazón, pero determinación en su mirar.
No si puedo hacer algo al respecto.
La brisa fría de abril hace que ajuste un poco la bufanda alrededor de su cuello. La Academia del Ejercito Imperial no se ve exactamente igual cómo la última vez que estuvo ahí, pero cualquier lugar se ve distinto sin los nervios de punta. O el temor a ser rechazado. El peso de su única maleta hace que apresure el paso, el reloj en la fachada del edificio principal le dice que va a tiempo.
Sigue a la mayoría de la gente caminando hacia los dormitorios en lo que hace memoria y se acuerda del cuarto que le asignaron. Compartiría su habitación con otras siete personas, todos de diferentes especialidades. No será hasta mucho después que compartirá sólo con los médicos. En el segundo piso de los dormitorios de los de primer año, la puerta a su habitación está abierta. Su corazón se acelera. Por favor no hagas mala impresión, por favor, por favor, piensa el joven pecoso en cuanto asoma la cabeza por el umbral.
El cuarto es simple: paredes blancas, piso de madera, unos percheros, cuatro literas, y una ventana al fondo como únicos muebles. Sólo hay cuatro personas adentro, un pelirrojo, un güero de mirada pesada, un castaño con labios muy hinchados, y el joven que parecía cargar una penumbra a su alrededor. Trata de saludar cortésmente, pero ninguno le presta atención en particular; están haciendo lo que él debería de estar haciendo: desempacando. Tiene un breve momento de nervios, pero el pelirrojo lo nota e inmediatamente sonríe.
—Hola, hombre, entra, entra. ¿Sí eres del cuarto 218? ¡Me llamo Kirishima Eijirō, mucho gusto!
A Izuku se le olvida que puede hablar, pero a Eijirō no le parece molestar y lo lleva hasta su cama. Le ofrece una tímida sonrisa por lo menos. El pelirrojo parece brillar. Los otros en el cuarto empiezan a salir. El de labios gruesos dice, —Nos vemos luego, Kirishima. No quiero llegar tarde.
Eijirō le hace una seña de que entendió, pero no quita su atención del pecoso, —Puedes tomar la litera de arriba de la mía si quieres, está libre. ¿Cómo te llamas? ¿A qué especialidad entraste?
Ah. La especialidad... Se ríe nerviosamente pensando en que no se presentó para nada. Pone su maleta sobre la litera de un sólo jalón y dice, —Me llamo Midoriya Izuku y mi especialidad va a ser medicina.
Pudo haberlo imaginado, pero algo cambió en la mirada de Eijirō, aunque sea un segundo, antes de que soltara un chiflido, impresionado. Izuku lo ignora, de seguro no fue nada.
—¡Guau! ¿Eres muy listo? Yo entré a la infantería. Pero, oye, deberíamos irnos. Sato tiene razón, se nos puede hacer tarde. Luego nos darán más tiempo para desempacar de seguro. ¿Nos vamos?
Izuku asiente a sus preguntas, un poco atareado por la velocidad con la que habla su entusiasmado compañero, y lo sigue por los pasillos. Eijirō sigue haciéndole plática hasta que vuelven a salir al patio. Eijirō le había estado platicando sobre su familia cuando algo hace que se detenga abruptamente. Una sonrisa le explota en la cara y alza la mano para llamar la atención de alguien. Rápidamente voltea con Izuku y dice, —Oh, en verdad son imanes ustedes.
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Intangible
FanfictionKatsuki y Midoriya mantienen un romance en época de guerra. Advertencias: R18 Lenguaje explicito Muerte. Este proyecto fue realizado por 4 autoras para un reto del grupo Katsudeku. Autoras: Interruptedpharos Shinobu Rei Tagreencat GuroKenma