Carta 7 Izuku

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China, Abril de 1943

Kacchan,

De alguna manera siempre logras una revolución en mi vida.

La desesperación, la angustia, el dolor, las lágrimas, las sonrisas. Todo causa un revuelto gigante en mi interior y no tengo una palabra para definir la tortuosa espera y el respiro que ha dado mi alma al recibir tu última carta.

El destino no podía ser tan cruel.

Ha pasado tanto... Mis dolores de cabeza han aumentado, Shinsō lo atribuye al estrés extremo y la preocupación que cada día me invadía por ti, espero que esto mejore pronto, me han informado que seremos asignados a otro lugar y tengo que estar bien, han puesto expectativas sobre mí. Son simples rumores, pero estos pueden tener algo de realidad y así lo espero. Extraño Japón, extraño a mi madre... Te extraño a ti.

Es impresionante todo lo que una persona puede cambiar y vivir lejos de su hogar, de la esperanza y las personas que ama. Te hace valorar tantas cosas... Kacchan, te extraño, sé que siempre te lo repito y grabo en tinta la misma frase, pero necesito que entiendas que la raíz de este sentimiento esta plantada en mi pecho, no puedo sacarla, no planeo hacerlo. Te necesito y sin ti el mundo se vuelve gris.

Estamos perdiendo la guerra, eso cuentan los altos mandos, están devolviendo a muchas tropas, pero con ellos demasiados heridos, algunos ni siquiera tienen 14 ¿sabes lo cruel que es eso? Probablemente si, probablemente te has visto orillado a manchar tus manos con esa sangre. Kacchan ¿Por qué existe la guerra? ¿Por qué los humanos disfrutan de matarse unos a otros?

La guerra es la más grande plaga que azota a la humanidad; destruye la religión, destruye naciones, destruye familias. Es el peor de los males.

La guerra no es para mí, tampoco para ti, para nadie.

Espero que nos lleven a Japón, haz lo posible por volver a mí, yo haré lo imposible por volver a ti.

Te amo Katsuki.

Izuku Midoriya.

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