Capitulo once.

5.4K 556 92
                                    

Adrien vio a Marinette releer de manera detallada el documento que le acababa de pasar. Lo afirmaba entre sus manos enfundadas en cuero negro como si en aquellas hojas estuviera escrito un mensaje de paz en idioma alíen, y por un segundo, Adrien disfruto de la adorable confusión evidente en el rostro de la azabache.

Había días en que olvidaba que Marinette tenía memoria eidética, pero el día en que escribió el documento Adrien lo había hecho con la memoria de Marinette exclusivamente en mente. Disfrutaba del hecho de pensar que su novia recordaría hasta la más mínima coma de su propuesta.

- Adrien – Lo escucho hablar, dando vuelta a las hojas para regresar de nuevo a la primera – ¿Qué es esto?

Estaba disfrutando más de lo necesario con el lio que tenía armado Marinette en su cabeza. – Creo que sale en la primera hoja – Vio a su novio mirar de nuevo el contrato entre sus manos - ¿Qué dice allí, Marinette?

- Acuerdo prenupcial.

- Bingo.

Marinette, de repente agitada, carraspeo la garganta – Adrien, ya sé que es un acuerdo prenupcial... Pero... ¿Cómo? ¿Por qué? Osea... ¿Qué?

Adrien no estaba preocupado, así que revolvió un poco su café y tomó otro sorbo.

- ¿Te dije alguna vez que lo que me enamoró de ti fue tu elocuencia?

- Me estas proponiendo matrimonio con un acuerdo prenupcial. – Marinette lo ignoro.

Dejo la taza de café sobre la mesita de centro que decoraba su sala de estar y se recargo cómodamente en el respaldar de su sillón de diseñador que su hermana había ayudado a escoger.

- Supongo. Si no mal recuerdo los papeles prenupciales involucran una boda, sí.

- No te pongas sabelotodo conmigo, Adrien Agreste. ¿Te golpeaste la cabeza? Solo llevamos seis meses de novios.

- Si no me quieres decir que si porque no es lo suficientemente romántico, te digo enseguida que en cinco minutos puedo contratar a una cantante china para que nos cante "Linger" con violinistas incluidos y un coro de niños de la iglesia para que tiren pétalos de rosas.

Marinette esbozo una pequeña sonrisa que suprimió en menos de un segundo. – Adrien, Seis meses saliendo. ¡Seis! Y ni siquiera somos Conectados, idiota. Dime la verdad, ¿Te golpeaste la cabeza?

La palabra Conectados instantáneamente ponía a Adrien de mal humor. Así que frunció el ceño.

- No que yo sepa, no.

Marinette entrecerró los ojos - ¿Te están chantajeando? – Pregunto con tono de duda – ¿Es Alya?

El rubio se hubiera reído si la duda de Marinette no hubiera sonado tan genuina.

- ¿Te parezco alguien a quien Alya podría chantajear? – Preguntó, levantando una ceja.

- No

Adrien botó un suspiro. – Marinette, déjate de juegos y responde ¿Te quieres casar conmigo sí o no? – Preguntó con su voz de abogado en el estrado. Esa misma que había aprendido, perfeccionado y dominado gracias a su oficio, y cual ahora solía usar más con Marinette que para encantar a los desconocidos que tenía por jurado.

- ¿Desde cuándo preguntas cosas si ya sabes la respuesta?

Esquivo, como un testigo culpable. Adrien sintió sus palmas de pronto comenzar a sudarle.

Black Leather. [ADAPTACIÓN] [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora