10. Dulce Amargo.

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Me acerqué poco a poco a la puerta, me asomé por la mirilla y pude ver una figura, parecía ser una mujer, pero no alcanzaba a mirar su rostro, aunque algo se me hacía familiar.

Abrí la puerta un poco asustada porque nadie llega a estas horas de la noche.

- Oh por dios, eres tú tarada.

- Si, también buenas noches para ti - me dijo Jessica con sarcasmo.

- Perdón, es que casi me matas del susto, ¿Que haces tan tarde aquí?

- Bueno, este yo... - hizo una pausa para pensar en alguna excusa- venía a buscar a Michael

- No, no viniste por eso.

- Ya pues, bueno, vine porque no me quiera quedar así, sabes, por lo de hoy.

- Mira ya, esto está olvidado, hagamos como que nunca me viste hoy, por favor vete.

- No harás que me vaya - se adentró a la casa y se dirigió a la planta alta, antes de que pudiera alcanzarla para sacarla de mi casa.

- ¿Que estás haciendo? - le dije confundida.

- ¿Que piensas que hago? - dijo tomando el control remoto y conectando su celular a Netflix.

- No se... ¿infringiendo en mi casa?

- Ya por dios Sara, deja de ser tan fría y ven a sentarte conmigo.

- ¿Por qué estás haciendo esto? - renegué.

- Sshhh Sara, está es mi favorita.

No me quedó otra opción más que recostarme a un lado de ella y ver películas, no tenía idea de porque había llegado a mi casa, pero su presencia me sentaba bien.

- ¿Puedo volver a preguntar?

- ¿Preguntar que? - me dijo sin voltearme a ver y con los ojos clavados en la tele.

- Pues esto, ¿Por que estás aquí?

Pausó la película y me vió a los ojos.

- Creí que necesitabas a alguien, no sé porque la hayas estado pasando mal, pero sentía que debía venir.

- Bueno la verdad es que si, no la he pasado bien últimamente.

- ¿Quieres hablar de ello?

- No, no, no quiero desperdiciar este momento hablando de lo malo - Tomé el control de la TV y le di play a la película.

Jessica se quedó viéndome por unos segundos más, y la tensión se rompió cuando hablé.

- Gracias, de verdad, gracias.

- No hay de que, esto es divertido, no es ningún favor - me dijo con una sonrisa.

Le devolví la sonrisa y pensé en abrazarla, pero creí que sería demasiado. Seguimos por algunas horas más viendo películas, todo esto era más divertido de lo que pensé.

La verdad es que ella era muy graciosa, y sabía escuchar, pero obviamente, yo no le diría que pensaba que era genial.

- ¿Estás dormida? - dije a Jessica cuando vi que su hombro ya recargaba en mi.

- ¿Qué? - me dijo tallándose los ojos y recostándose en mi cama.

- Nada, ya duérmete.

Nada Es Para Siempre (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora