Regresa

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Los Malfoy - Granger eran un joven matrimonio, ambos de 22 años. Sin hijos por el momento, Hermione trabajaba de contadora, pero ahora estaba de vacaciones, mientras Draco se encontraba en su empresa siendo el director general.

Aquella tarde ella había limpiado la casa, había movido ciertas cosas para variar. Luego preparó la cena para cuando su esposo llegase.

El rubio llegó, se quedó estático en la sala al ver todo el cambio, entonces empezó a tener varios pensamientos.

Llegó a la cocina nublado por los celos — ¿quién estuvo en casa? —preguntó los más sereno posible.

— Nadie. — respondió Hermione sirviendo la cena en el plato.

— Dime la verdad. — exigió él.

La castaña dejó el plato a un lado y se giró para verlo. — amor, te la estoy diciendo.

Draco se cruzó de brazos. — mientes, tienes un amante, todo ha cambiado de posición. ¡¿Con quién te has revolcado?.!

Hermione se sintió ofendida. — solo hice la limpieza y moví un poco.

— ¡TIENES UN AMANTE! ¡DIME QUIEN ES! ¡UN MATRIMONIO ES DE DOS, ESE ESTÁ DE SOBRA! — gritó enojado, mientras tomaba a su esposa de los hombros. — ¡LO MATARÉ!

Hermione se sentía demasiado mal, sus ojos se vieron inundados por las lágrimas, pero evitó llorar. Se soltó de Draco. — No te soy infiel, me voy a casa de mi madre. — dicho eso Hermione salió corriendo de la cocina siendo seguida por él.

La castaña estaba en la habitación matrimonial empacando sus pertenencias. Estaba furiosa, se evidenciaba su ira cuando introducía todo a la fuerza, peleando con cada prenda.

— Granger, no te puede ir, ¡ERES MI MUJER! — gruñó Draco mientras trataba de impedir que ella siguiera guardando sus cosas en la maleta que estaba sobre la cama.

Hermione no le dirigió palabra, tomo las llaves de su coche que estaban en una mesa de la sala.

— ¡Regresa mi amor!, ¡Perdón! — la siguió a la cochera. — regresa, ¡aunque sea despídete! — su voz se oyó como una súplica.

Ella le dirigió una mirada molesta, metió su maleta y se largó dejando a Draco.

— ¡regresa! — gritó él, veía el coche marcharse por la avenida.

La siguiente semana fue un martirio, estuvo sólo, su cama se sentía muy grande y fría, cada rincón le hacía recordar a su esposa, su aroma estaba en todos lados, las fotos le traían recuerdos e incluso notó que su casa era muy silenciosa y triste, Hermione era su cascabel, la mujer que le daba vida y calidez a su hogar.

Necesitaba tenerla otra vez entre sus brazos, sentir aquellos besos que eran como el fuego, incluso se despertó llamándola. Luego de tres días había dejado de ir a la empresa, podía soportar que ella no le hablase o lo ignorara, pero durante la noche ambos hacían el amor y se reconciliaban, pero ahora había desaparecido, no contestaba las llamadas, ni mensajes en WhatsApp, menos en Facebook. Nada. No obtenía respuesta.

Al finalizar la semana no pudo más. De ser posible manejaría mejor sus celos, pero deseaba verla. Volverla a tenerla, ella era su droga, sus deseos de vivir. Ninguna mujer era como su castaña eso lo sabía, nadie era tan fuerte como ella, cualquier otra hubiera vuelto en menos de dos días.

Manejó su coche hasta la casa de sus suegros, donde su suegra no lo dejó pasar a casa, también estaba enojada con él.

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Hermione se asomó por la ventana de su habitación vio a Draco llegar en el coche, lo vio discutir con su madre.

Él se metió al coche más no se fue, fue entonces en que su teléfono empezó a sonar. Contestó la llamada.

«Baja o iré por ti ahora, subiré por el árbol que da a tu ventana, gatita» — Él sonaba muy tranquilo. Cortó.

Hermione vio el árbol, podría ignorarlo de no ser porque conocía bien a su marido y sabía que era capaz de eso.

Trató de salir de su habitación, pero su puerta estaba con llave, alguien la había encerrado.

— ¡mamá! ¡Abre! Creo me he encerrado. — dijo algo preocupada.

— No saldrás, mi yerno es un idiota, Déjalo sufrir más. — tras decir eso oyó los pasos de su madre alejarse.

Se recostó en su cama y tras cinco minutos vio a Draco ingresar por su ventana con varios rasguños en el brazo. — creo que ese árbol me odia. —comentó.

Hermione estaba sorprendida, buscó el botiquín y se apresuró a limpiar los rasguños.

— Regresa a casa, amor, has dejado un vacío inmenso en casa. — Hermione se mantenía en silencio mientras limpiaba la sangre. —¡auch! Te necesito, sin ti mi vida no tiene sentido, me siento perdido.

— Draco...

Él la abrazó. — apiádate de mí, no me dejes morir. —Le pareció oírle llorar. — sé que tienes un gran corazón, me estoy muriendo sin ti, vuelve a casa, te he buscado en cada rincón de la casa... Eres mi cascabel, me das vida. No volveré a exagerar con mis celos.

— Draco, te amo. — se separó de él y lo besó de manera apasionada. — volveré.

Manzana & Chocolate © ||DraMione||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora