Jugando a enamorarte

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-No es fácil, lo siento – deposité un beso en sus labios y salí de la habitación a toda prisa

Con la respiración agitada llegué a la primera hora

-¿Puedo entrar? – le cuestioné al profesor con una enorme sonrisa

-Adelante

-Gracias – revisé un lugar vacío, me senté hasta el fondo donde normalmente sobraban más espacios.

Luego de unos minutos aburridos de clase una profesora entró por la puerta

-Jóvenes buenos días

-Buenos días – dijimos al unísono

-Bueno hoy tenemos una persona muy especial, que curiosamente se ha inscrito al colegio porque así lo quiso – giró su vista hacia la puerta – Él es Christopher, bienvenido

-Gracias

-¿Algo que quieran saber sobre él?

-¿Tiene novia? – una chica comentó y poco me faltó para levantarme y lanzarle un puñetazo

-Sí – me miró y sonrió

Mis ojos se abrieron a tope y mis compañeras se giraron a verme sin entender lo que pasaba, pero para ser sincera yo tampoco lo estaba entendiendo

-Busque un asiento – comentó el profesor, Chris asintió y llegó hasta mi lugar sentándose a un lado mío

-Te dije que te fueras

-¿Ya no me quieres?

-Claro que sí, por eso no quiero que estés en este aburrido lugar

-Decídete

-¿De qué?

-Si el lugar el aburrido o no, porque te contradices mucho y no sé qué pensar

Me quedé en silencio tratando de prestar atención a la clase, pero era bastante difícil, la mirada de Erick se hacía presente a cada rato y era casi inevitable no mirarlo

Traté de concentrarme en los asuntos académicos, eso era lo que importaba ahora.

Cuando finalizó la clase Erick comenzó a dirigirse hacia mí, traté de buscar escape pero no podía

-¿Está ocupado? – hizo referencia a un asiento a lado de mí, del otro estaba Christopher

-No - comenté

Chris miraba confundido la escena

-Madi siento lo de ayer – trataba de que Erick leyera mi mente y que se alejara de mí

-Está bien, fue mi culpa

-¿Tú eres? – Chris elevó sus cejas refiriéndose al ojiverde que estaba sentado a mi lado

-Erick – le sonrió – Un gusto, ¡ah espera! ¿Madi él es tu amigo?

Chris me miró aún más confundido

-¿Amigo? – cuestionó con un tono molesto

-No, no – interrumpí – No ahora Erick

-¿Es tu amigo? – cuestionó Chris

-No, sí, sí es mi amigo Erick – apreté mis ojos buscando una salida 

-Buenos días jóvenes – la profesora saludó y esa fue la única ocasión que agradecí que ella apareciera por la puerta